Ciencia
y
Religión

 

 

Por

 

Elsa M.Glover

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Traducción de Luis A. Blanco Andrés

Madrid (España)

 

 

 

Prólogo a la traducción española

 

 

Elsa M. Glover se doctoró en Física en la Universidad de Purdue (EEUU) y se ha dedicado profesionalmente a la enseñanza de la Física. La Dra. Glover ha estudiado, además, astrología y misticismo cristiano durante muchos años. La autora ha escrito y conferenciado extensamente sobre temas como ciencia y religión, astrodiagnosis y resolución de conflictos por métodos acuarianos.

La sed de conocimiento y de paz de Occidente necesita obras como ésta donde lo religioso se relaciona con lo científico bajo una perspectiva esotérica y cristiana. La unidad que nos muestra en la creación permite ver las diversas fuentes de conocimiento de la humanidad como complementarias.

Diferentes fenómenos naturales y circunstancias de la vida que nos pasan ordinariamente desapercibidos son tratados en este libro con precisión y claridad dignas de una docente experimentada y así los conceptos científicos resultan accesibles a personas sin conocimientos profundos en estas materias. Igualmente el saber místico es presentado de forma comprensible, bajo una nueva luz. En ambos terrenos la autora se siente como en su casa y puede presentar una síntesis acertada.

Ciencia y Religión explora caminos que tarde o temprano la mayoría habrá de recorrer movida por el impulso y la urgencia de aproximarse a la verdad.

 

 

 

 

 

 

 

A todos los buscadores de la verdad

 

 

 

Índice

 

I. Percepción y conciencia de las dimensiones espaciales

II. Las funciones de ciencia y religión en la búsqueda de la verdad

III. Masa, energía y espíritu

IV. El Principio de Indeterminación

V. Sabiduría en el universo

VI. La constitución del cuerpo

VII. Máquinas versus personas

VIII. El envejecimiento

IX. La evolución

X. La conducta animal

XI. La personalidad

XII. Los defectos congénitos

XIII. Los alimentos con carne

XIV. El alcohol

XV. La comunicación

XVI. La sabiduría es un espíritu amante

XVII. Valores humanos

XVIII. La gravedad

XIX. El tiempo

XX. Los milagros

XXI. Aumentando nuestro poder

 

 

 

 

I. Percepción y conciencia de las dimensiones espaciales

 

 

¿Alguna vez ha meditado sobre cómo se aparece el mundo a los animales? ¿Qué pensará un caracol al llegar al extremo de una hoja por la que se venía arrastrando? ¿Qué pensará un águila al ver que un ratón se mete en un hueco en la tierra? ¿Qué pensará un perro al ver que un automóvil cambia su apariencia según se aproxima y nuevamente cambia después al pasar y alejarse? Tales ejercicios de comprensión son estimables no sólo porque pueden ayudarnos a desarrollar simpatía y por lo tanto amor a los animales (y el amor por todas las criaturas es algo valioso), sino también porque la relación que hay entre un animal y un ser humano puede resultar en cierta manera similar a la que hay entre el hombre y seres sobrehumanos como Cristo, de modo que estas reflexiones pueden mejorar nuestra comprensión de los seres superiores.

Los científicos materialistas han observado que el animal unicelular llamado ameba no tiene ojos. Su percepción del entorno está limitada básicamente a sentir objetos con los que entra en contacto. Los anélidos (gusanos) son capaces de reaccionar a los cambios de luz y las estrellas de mar tienen manchas oculares en las puntas de sus brazos que pueden responder a diferentes grados de iluminación pero no están preparadas para la formación de imágenes. Los ojos de los insectos pueden percibir la luz y la oscuridad, la dirección y el movimiento y en algunos casos el tamaño pero no pueden enfocar objetos a distancias diferentes (aunque diversas partes del ojo pueden ver cosas cerca o lejos). La habilidad de enfocar es mayor en los cefalópodos (pulpos), peces y anfibios por el desarrollo de la capacidad de modificar la distancia del cristalino a la retina. Esto capacita al ojo para enfocar en la retina imágenes de objetos a diferentes distancias. La capacidad de enfocar se halla aún más refinada en las serpientes y en los vertebrados superiores con el desarrollo de la capacidad de variar la curvatura del cristalino lo cual le permite acomodarse a objetos a diversas distancias. Cuando están presentes mayores habilidades de enfoque se hace posible hacer más distinciones visuales. Aunque las moscas y lombrices no distinguen tamaño, las mariposas, cucarachas, tortugas, pollos, ratones y monos pueden distinguir áreas de diferentes tamaños. Las abejas, avispas, mariposas, tortugas, pájaros, pollos, perros, mapaches y monos han mostrado habilidad para distinguir diferentes formas planas.

Tanto en los pájaros como en los mamíferos y en los humanos, los nervios ópticos entrecruzan parte de sus fibras en su camino al cerebro de modo que cada retina envía fibras nerviosas a ambos hemisferios cerebrales. De esta forma los campos visuales de ambos ojos se combinan. Las imágenes ligeramente diferentes de los dos ojos dan juntas la apariencia tridimensional a los objetos observados. En algunos mamíferos los ojos están tan distantes uno de otro que el campo de visión común a ambos es muy pequeño. Aún en animales que disponen de la anatomía ocular y la estructura nerviosa apropiadas para la visión estereoscópica, se halla limitada la habilidad para servirse de estas estructuras. Los pájaros pueden distinguir formas planas aunque no muestran reconocer recipientes diferentes. Los ratones y ratas tienen dificultad para juzgar la distancia a que se encuentra una plataforma (con el fin de escoger la más cercana o saltar a plataformas ubicadas a distancias diferentes). En los seres humanos se halla muy desarrollada, sin embargo, la habilidad para ver claramente los objetos en profundidad y percibir las distancias.

Debido a que la ameba sólo es consciente de sí misma y de las cosas que se ponen en contacto con ella, podríamos decir que su percepción del espacio es esencialmente la percepción de un solo punto, es decir, percepción de la dimensión cero. El paso de un estado de percepción a otro es gradual, hasta el punto que algunas formas intermedias no se hallan claramente en un estado u otro. El anélido y la estrella de mar tienen algunas características de una percepción cero dimensional (en su incapacidad de percibir algo a menos que se ponga en contacto con su cuerpo), pero en ellas se está desarrollando una leve percepción de la conciencia lineal en la medida que pueden percibir simultáneamente puntos diferentes de sus cuerpos. Los insectos que han desarrollado la habilidad de percibir dirección (aunque no tamaño ni forma) tienen percepción lineal, es decir, unidimensional. Pueden ver algo en el exterior y decidir moverse hacia el objeto o separarse de él. Aquellos insectos que muestran reconocer tamaño y forma comienzan a distinguir superficies, lo que supone percepción bidimensional. Esta percepción bidimensional se halla más desarrollada y refinada en el pez, los anfibios, reptiles, pájaros y mamíferos. Los pájaros y mamíferos, con visión estereoscópica pero con dificultad para percibir formas tridimensionales, se hallan en transición de la percepción bidimensional a la tridimensional. Los seres humanos tenemos la capacidad de reconocer objetos de variados tamaños y distancias. Podemos percibir simultáneamente longitud, profundidad y altura y por esta razón poseemos percepción tridimensional.

Una criatura que es capaz de formar sólo imágenes mentales n-dimensionales no será capaz de funcionar en un cuerpo con percepción dimensional n+1 o superior debido a que llegarán señales a la mente que no podrán ser procesadas. Si una conciencia cero dimensional habitara un cuerpo humano no podría imaginar al mismo tiempo las manos y los pies y al llegarle señales simultáneamente de ambas partes del cuerpo serían confundidas. Las criaturas capaces de formar imágenes mentales n-dimensionales encontrarían ventajoso tener un cuerpo con unas capacidades perceptivas al menos n-dimensionales y así termina llegando el tiempo en que dichos cuerpos son construidos. De manera que, en general, la dimensión de la capacidad perceptiva es igual a la dimensión de las imágenes que la mente es capaz de manejar e igual a la dimensión de la conciencia (con algunas excepciones que aparecen durante los estados de transición).

Para una criatura de conciencia cero dimensional el mundo sólo consiste en un punto, que es lo único que puede percibir. Cualquier cosa que entre en ese punto parecerá venir de ninguna parte y cuando sale de él le parecerá que deja de existir. Si tal criatura fuera a moverse sobre una superficie, digamos una hoja, sería consciente de un punto tras otro. Los puntos que hubiera dejado atrás serían para ella el pasado. Los puntos a los que no hubiera llegado todavía serían para ella el futuro. Pero nosotros, con la habilidad de percibir toda la hoja, podríamos ver a un tiempo el pasado y el futuro de la conciencia cero dimensional.

Para una criatura con conciencia de una dimensión, el mundo es unidimensional. Nada existe para ella, excepto aquello que está en la línea de la que es consciente. Si algo entra en esa línea parecerá como si viniera de la nada. Si algo sale parecerá como si dejara de existir. Si tal criatura mueve su línea de visión, digamos girando su cabeza, verá un número de direcciones sucesivamente. Su ruta de percepción trazaría una línea por el paisaje (como una línea cruzando una foto). De nuevo nosotros, con nuestra visión de una dimensión superior veremos de una sola vez lo que la conciencia unidimensional percibe como pasado y futuro.

Para una criatura de conciencia bidimensional, el mundo aparece bidimensional, como una fotografía. Tal criatura sólo concibe un plano de la existencia. Si mira una casa y alguien abre la puerta y sale, para su conciencia tal persona aparece de la nada. Si camina alrededor de la casa, para ella ésta parecerá cambiar de forma y características, aunque nosotros con nuestra conciencia superior vemos que la casa tiene forma constante.

La conciencia cero dimensional ve el mundo como cero dimensional, pero esto no hace que el mundo sea cero dimensional. La conciencia unidimensional ve el mundo unidimensional, pero esto no hace al mundo unidimensional. La conciencia bidimensional ve el mundo como bidimensional pero esto no hace que el mundo sea bidimensional. Ante nuestra conciencia tridimensional el mundo aparece como tridimensional, pero esto no excluye la posibilidad de que haya dimensiones superiores.

Observemos que cuando nosotros, con nuestra conciencia tridimensional, vemos el mundo de la conciencia dimensional inferior, podemos hacer que las cosas aparezcan "de la nada" o desaparezcan de su mundo y podemos ver su pasado y futuro de una sola ojeada. A través de la historia ha habido ciertas personas que han mostrado estas habilidades en nuestro mundo tridimensional. Han manifestado la habilidad de hacer que las cosas aparezcan o desaparezcan, de describir eventos pasados en los que no estuvieron presentes y de predecir el futuro (por eso se les llama profetas). Cristo fue capaz de crear panes y peces cuando mucha gente lo necesitaba (Mateo 14:13-21) y de desaparecer en medio de una multitud sin ser visto (Lucas 4:28-30), (Juan 8:59). Fue capaz de decir todo el pasado de personas que veía por primera vez (Juan 1:43-51), (Juan 4:7-19), y en varias oportunidades Él demostró conocer por anticipado qué experiencias les aguardaban a Él y a los discípulos (Mat. 17:24-27, Mat. 20:18-19, Mat. 26:20-25, Mat. 26:31-35, Luc. 5:1-11). Es razonable pensar que la conciencia de Cristo y de los profetas pertenecía a la cuarta dimensión.

Pablo, en su Carta a los Efesios (3:14-18) escribió: "Por eso yo doblo mis rodillas ante el Padre... que habite Cristo por la fe en vuestros corazones y, arraigados y fundados en la caridad, podáis comprender, en unión con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad". Pablo incluyó aquí cuatro dimensiones y dejó implícito que no sólo los santos podrían comprenderlas sino que nosotros seremos también capaces de comprenderlas cuando Cristo habite en nuestros corazones y nos volvamos "arraigados y fundados en la caridad".

 

 

         REFERENCIAS

Abbot, Edwin A. Flatland. New York: Dover Publications, 1952.

Ouspensky, P.D, Tertium Organum. Rochester, N. Y.: Manas Press, 1920.

          Washburn, Margaret F. The Animal Mind. N.Y.: Macmillan, 1926.

 

II. Las funciones de ciencia y religión en la búsqueda de la verdad

 

 

El hombre posee órganos sensoriales con los que puede realizar observaciones en el mundo físico. Tras efectuar muchas observaciones comienza a apreciar pautas fijas en lo que contempla. Ve que el agua corre colina abajo, que los cuerpos celestes siguen ciertas trayectorias, que la electricidad circulando por un filamento puede producir calor y a veces luz, etc. Después desarrolla "leyes", las cuales son enunciados de pautas observadas. Desarrolla asimismo teorías que intentan explicar por qué las cosas suceden de una determinada manera. Estas teorías a menudo incluyen objetos no perceptibles sensorialmente pero que son aceptados como ciertos si las explicaciones asociadas son razonables. Nadie ha visto jamás la gravedad (o un campo gravitatorio, como dirían los científicos) pero explicamos que la razón de que el agua corra colina abajo y los objetos cercanos a la tierra caigan cuando no tienen apoyo es que la gravedad los atrae. Nadie ha visto jamás un electrón pero la producción de calor por una corriente eléctrica puede ser explicada diciendo que la corriente eléctrica está compuesta por electrones en movimiento y que los electrones en movimiento tienen energía cinética (de nuevo algo invisible) y que cuando los electrones chocan con átomos en el cable, su energía cinética se transforma en energía calórica. Debido a que los electrones sirven para proporcionar una explicación a los efectos calóricos de las corrientes eléctricas y otros fenómenos, los electrones se convierten en parte de la teoría y se cree en su existencia.

Este proceso de observación del mundo material y de elaboración de leyes y teorías se denomina "ciencia materialista". La ciencia materialista tiene limitaciones. Se basa en percepciones de los sentidos físicos e inferencias de las mismas. Sin embargo, hay algunas cosas que no pueden ser percibidas físicamente o inferidas. La religión es necesaria para completar el cuadro. Algunos individuos son clarividentes, es decir, son capaces de percibir los mundos suprafísicos. Ellos han observado esos mundos y su modus operandi y han desarrollado y escrito las leyes que rigen en los mundos suprafísicos. Aquellos que aún no pueden hacer esas observaciones por sí mismos sólo pueden conocer acerca de los mundos suprafísicos si están dispuestos a tener fe en las afirmaciones de los clarividentes. La ciencia materialista se ocupa de las relaciones físicas de causa y efecto pero no puede detectar las influencias espirituales rectoras que controlan lo que ocurre en la Tierra. Los clarividentes ven que los fenómenos de la naturaleza (volcanes, terremotos, el rayo y el clima) son todos acciones deliberadas de las jerarquías divinas. Los clarividentes dicen que incluso nosotros somos guiados, de forma que todo lo que encontramos en la vida fue preparado ya que necesitábamos afrontarlo para impulsar nuestra evolución. La ciencia materialista ha observado que si el cuerpo A empuja al cuerpo B, entonces el cuerpo B reacciona sobre el cuerpo A con una fuerza igual y opuesta, pero la ciencia materialista no puede hacer afirmaciones sobre reacciones que caen más allá de fuerzas observables. Los clarividentes afirman que cuando la persona A influencia a la persona B en un nivel emocional, mental o espiritual, esta influencia retorna a ella y será sentida más tarde por A.

Llegará el tiempo en que cada persona desarrollará su propio poder clarividente. Lo que ahora es conocido mediante la religión formará entonces parte de la ciencia. Hasta ese momento, sin embargo, religión y ciencia se complementarán la una a la otra. Ambas son necesarias para una imagen completa de la verdad.

 

 

ReferenciaS

Heindel, Max. The Rosicrucian Cosmoconception. Oceanside, Cal: The Rosicrucian Fellowship, 1973.

Steiner, Rudolf. Knowledge of the Higher Worlds and Its Attainment. New York: Anthroposofic Press, 1947.

Steiner, Rudolf. Manifestations of Karma. London: Rudolf Steiner Press, 1969.

 

 

III. Masa, energía y espíritu

 

 

La masa es una propiedad de la materia que la hace difícil de acelerar. La Segunda Ley de Newton establece que la aceleración de un objeto es igual a la fuerza neta que actúa sobre ese objeto dividida por la masa. Esto puede escribirse como:

a=f/m

donde "m" es la masa del objeto, "f" es la fuerza que actúa sobre el objeto y "a" es la aceleración de dicho objeto. De esta ecuación puede deducirse que cuando una fuerza actúa sobre un cuerpo, cuanta más masa tenga el cuerpo, menor aceleración se producirá. Debido a que un camión posee más masa que un automóvil, le es más difícil pasar del reposo a una velocidad máxima tan rápido como a un automóvil, y también tarda más en detenerse. La masa, además, influye en la atracción gravitatoria (peso). Cuanta más masa tenga un objeto, más atraído será por la fuerza gravitatoria en cualquier lugar donde se encuentre, es decir, tendrá más peso en ese lugar. Debido a que un camión tiene más masa que un automóvil es más difícil levantar un camión (moverlo contra la gravedad) que levantar un automóvil.

Los científicos materialistas aceptan la realidad de cualquier cosa que tenga masa, si ellos la pueden ver, sentir una resistencia cuando tratan de moverla, y pesarla, entonces están dispuestos a creer en su existencia.

Supongamos que tomamos un pedazo de hielo. El hielo tiene masa y se necesita una fuerza para acelerarlo o levantarlo. Supóngase, además, que el hielo se coloca en un plato y comienza a calentarse. Al rato se derretirá. Si continuamos calentándolo, se vaporizará y desaparecerá del plato. De hecho, todo objeto dotado de masa puede pasar a la fase de vapor si se le aplica suficiente calor y de esta forma se le puede hacer desaparecer. El científico materialista ha aprendido a expandir su imaginación y aceptar la desaparición ocasional de parte de lo que él considera real. Observa que aun cuando la materia se evapora y desaparece, puede condensarse y aparecer de nuevo. Un dato interesante en todo este proceso es que la masa total del sistema se mantiene constante, inclusive a través de la parte no visible del proceso. Si se evapora un kilogramo de hielo y luego se condensa y se recristaliza, entonces el bloque de hielo resultante tendrá una masa de un kilogramo. Debido a que el vapor posee la misma cantidad de masa sin pérdida alguna, se da credibilidad a la idea que el vapor, aun cuando invisible, es tan real como el sólido del cual se produjo.

Con la llegada del siglo veinte, la imaginación de los científicos materialistas se expandió un poco más. En 1905 Albert Einstein teorizó que la masa y la energía pueden intercambiarse de acuerdo con la ecuación:

E=m ·c2

donde "E" es la cantidad de energía necesaria para producir una cantidad de masa "m" y c=2.998 x 108 m/s (velocidad de la luz en el vacío). Alternativa- mente "E" es la cantidad de energía que puede producirse de una masa "m". La ecuación masa-energía de Einstein ha sido verificada experimentalmente tanto en reacciones nucleares como en reacciones con partículas elementales. Se ha observado que la masa puede crearse de una radiación electromagné- tica en los llamados "eventos de producción de pares". Si pasa suficiente energía electromagnética (la cual no posee masa) cerca de un núcleo pesado, pueden generarse un electrón y un antielectrón (los cuales sí poseen masa). La presencia del núcleo es necesaria para absorber algo del momentum de la reacción. De la misma manera, pueden generarse un protón y un antiprotón, un neutrón y un antineutrón y cualquiera otra partícula y su correspondiente antipartícula. Algunos han teorizado diciendo que de esta forma fue creada originalmente toda la materia. Inversamente, cuando una partícula y una antipartícula se encuentran, ellas desaparecen y solamente permanece la radiación electromagnética sin ninguna masa. En el proceso de aniquilación de pares la masa no solamente llega a ser invisible sino que cesa de existir. Es interesante advertir, sin embargo, que cuando la masa cesa de existir, la suma total de la masa total y de la energía dividida por c2 permanece constante. Si un kilogramo de masa fuera convertido en energía pura (sin masa) en forma de radiación electromagnética y si toda esta radiación fuera atrapada y mantenida en condiciones apropiadas, sería posible teóricamente producir un kilogramo de masa (existen un sinnúmero de dificultades, si alguien tratase de hacer esto). El hecho de que la radiación electromagnética posee la propiedad masa- energía sin pérdidas da paso a la idea de que la radiación electromagnética, aunque no posea masa y no pueda ser empujada, atraída, o pesada es tan real como las partículas que sí poseen masa.

La radiación contiene energía. Un sistema se dice que posee energía si tiene la capacidad de producir cambios en sí mismo o en otras cosas. Se sabe que las ondas electromagnéticas tienen energía porque pueden producir corrientes eléctricas (como hacen las ondas de radio y televisión a través de antenas), calentar objetos (como hacen los rayos del Sol y los hornos microondas), causar reacciones químicas (como hacen los rayos del Sol al contacto con las hojas de las plantas o con la piel humana). De ahí que la capacidad de hacer cosas haya sido aceptada como parte de la realidad por los científicos materialistas.

Cuando el vidente investiga estos asuntos, está de acuerdo con las conclusiones de los científicos materialistas e incluso puede aportar algo más. Mientras que el científico materialista puede únicamente inferir la realidad del vapor y las ondas electromagnéticas, el clarividente puede ver directamente el vapor y las ondas electromagnéticas y, por consiguiente, confirmar su realidad. El vapor está clasificado por el clarividente como perteneciente a la Región Química del Mundo Físico, junto con los sólidos y los líquidos. Las ondas electromagnéticas y otros campos de fuerza que actúan sobre las partículas de la Región Química están en la Región Etérica del Mundo Físico. Adicionalmente, el clarividente puede ver y trabajar inclusive con estados más refinados de la materia a medida que eleva su estado de conciencia a lo que se llama Mundo del Deseo y Mundo del Pensamiento. Estos mundos superiores(*) son tan reales para el clarividente como los objetos sólidos para el científico materialista. El clarividente Max Heindel establece que la materia (ya sea en el Mundo Físico o en otros superiores) es espíritu cristalizado y que la energía (en todos los mundos) es el mismo espíritu, todavía no cristalizado. Materia y energía son reconocidas por el clarividente como parte de una única realidad, el espíritu.

 

 

(*) El Mundo del Deseo y el Mundo del Pensamiento se dice que son "más elevados" que el Mundo Físico porque la materia en ellos vibra a mayor velocidad que la materia física (de la misma manera que los átomos de los gases vibran más rápido que los átomos de los líquidos y éstos a su vez más rápido que los átomos de los sólidos). Espacialmente, el Mundo Físico, el Mundo del Deseo y el Mundo del Pensamiento se interpenetran unos a otros (como lo hacen los sólidos, los líquidos y los gases en el Mundo Físico).

 

IV. El Principio de Indeterminación

 

En 1820 Pierre Simon Laplace afirmó que, conocidas la posición y la velocidad de cada partícula del universo, se podrían predecir todas las posiciones futuras de todas las partículas y, por consiguiente, todos los acontecimientos futuros. Siguiendo a Laplace, diferentes científicos materialistas mantuvieron esta opinión durante todo el siglo XIX. Su creencia era apoyada por sus observaciones. Dada la posición y velocidad iniciales de una bola lanzada, ellos podían predecir dónde se detendría. Dada la posición y velocidad iniciales del Sol y los planetas, podían predecir dónde se encontraría cada uno en cualquier momento. Incluso los objetos con carga eléctrica parecían obedecer leyes inexorables, de modo que conocidas sus posiciones y velocidades iniciales, las posiciones futuras podían ser calculadas. La creencia de Laplace llevó a la gente a adoptar la creencia de que el mundo operaba completamente de acuerdo con leyes, que el porvenir estaba predeterminado y que los hombres no tenían control ni sobre su propio futuro ni sobre el futuro del mundo.

En las cercanías del siglo veinte los científicos observaron hechos que empezaron a hacer vacilar su confianza en la capacidad teórica para predecir todos los acontecimientos futuros. En el experimento sobre el efecto fotoeléctrico (1887), en el experimento Franck-Herz (1914), en el experimento sobre el efecto Compton (1922) y en el experimento sobre difracción del electrón (1927), los electrones y las ondas de luz no se comportaban de la forma esperada según la teoría clásica. A su tiempo, las conclusiones que sacaron los científicos materialistas fueron:

La luz se mueve en el espacio como una onda (la cual se extiende sobre una porción del espacio) pero cuando la luz interactúa con algo aparecen partículas concretas (llamadas fotones) dentro de la onda. No se puede predecir cuándo aparecerá un fotón en la luz, aunque es posible hablar sobre la probabilidad relativa de que aparezca el fotón en una zona determinada.

Un electrón se mueve por el espacio como una onda pero cuando el electrón interactúa con algo aparece una partícula concreta dentro de la onda del electrón. Como ocurría con el fotón, sólo se puede afirmar la probabilidad con que aparecerá el electrón-partícula dentro del electrón-onda.

Similarmente, otras partículas elementales (como protones y neutrones) se mueven por el espacio como ondas e interactúan como partículas.

Sobre la descripción de la materia y la luz como onda-partícula se construyó el Principio de Indeterminación, enunciado por Werner Heisenberg en 1927. Supongamos que "delta x" representa la amplitud de una onda. Entonces, la indeterminación sobre dónde aparecerá la partícula será también "delta x". Se podría precisar dónde aparecerá una partícula disponiéndolo todo para que la onda de la partícula fuera muy estrecha. Lo que Heisenberg advirtió es que cuanto más estrecha fuera la onda, mayor sería la indeterminación en la velocidad que la onda daría a la partícula creada. En forma algebraica, el Principio de Indeterminación de Heisenberg afirma/reza así lo siguiente:

+x · +y >= h/m

 

Donde "delta y" es la indeterminación en la velocidad de la partícula, "delta x" es la indeterminación en la posición de la partícula, "m" es la masa de la partícula y h=6.626 por 10 a la menos 34 potencia Js. Así, los científicos materialistas llegaron a la conclusión de que es imposible conocer con precisión la posición y velocidad de una partícula simultáneamente. Si no podemos conocer con exactitud la posición y velocidad iniciales de las partículas en el universo y si las partículas (cuando no interactúan) pueden desaparecer (transformarse en ondas) y reaparecer en un lugar imprevisible, entonces la creencia de Laplace en la predicción teórica de todos los acontecimientos futuros es insostenible.

Los científicos materialistas atribuyen la aparición de partículas en un lugar u otro "al azar" porque sólo pueden predecirla desde el punto de vista de probabilidad. Albert Einstein, sin embargo, afirmó en 1947: "Nunca creería que Dios juega a los dados con el mundo". Lo que parece azar a los científicos materialistas no lo es para los clarividentes, que pueden ver poderes superiores en acción. Los clarividentes ven numerosas fuerzas inteligentes activas en el mundo. Cada persona tiene un Espíritu (a veces llamado Ego) que puede dirigir el cuerpo físico según su voluntad. Los animales y plantas también tienen Egos, aunque sus Egos tienen menores habilidades para dirigir sus cuerpos físicos densos que los Egos humanos. Existen asimismo ángeles que ayudan a dirigir los procesos de reproducción y crecimiento, y arcángeles que ayudan a dirigir las migraciones, la construcción de refugios y otras actividades instintivas de los animales así como el desarrollo de costumbres, creencias y actividades colectivas de los pueblos y las naciones. Existen Ángeles Archiveros que disponen las experiencias que la gente encuentra en su vida de tal forma que todo el mundo recibe exactamente lo que necesita para su desarrollo.

No puede haber contradicciones en la verdad. En tanto que la ciencia es cierta y en tanto que la religión es cierta, ambas pueden convivir una con otra en armonía. El desarrollo del Principio de Indeterminación por la ciencia materialista llevó la ciencia un paso más cerca de la verdad y abrió espacio en la teoría científica para la interacción entre espíritu y materia, como afirma la religión que sucede.

 

V. Sabiduría en el universo

 

 

En Proverbios 3:19 está escrito: "Con la sabiduría fundó Yavé la tierra, con la inteligencia consolidó los cielos." Los científicos materialistas han realizado muchas observaciones de lo que hay en el universo y como se comporta la materia. ¿Dan esas observaciones evidencia de la sabiduría? Para contestar esa pregunta debemos tener algún medio de reconocer la sabiduría cuando la encontremos. Una manera de indagar si hay sabiduría en el universo presente es compararlo con otros posibles universos alternativos, imaginados, y ver qué funciona mejor, si el universo real o los alternativos.

En el universo presente, dos de las partículas básicas que constituyen la materia son el protón y el electrón. Vemos que estas partículas se atraen mutuamente gracias a lo que se denomina fuerza eléctrica. ¿Cómo sería el universo si no hubiera fuerza de atracción entre las partículas? Todas las partículas del universo flotarían al azar y sería imposible construir forma alguna. Si queremos una creación con sentido, debemos ser capaces de unir partículas para obtener formas diversas. Por lo tanto, la existencia de fuerzas eléctricas es sabia.

En el universo presente, la fuerza eléctrica no es capaz de mantener juntos dos protones pero existe otra fuerza, llamada fuerza de cohesión nuclear, capaz de mantener unidos los protones. ¿Cómo sería el universo si los protones no pudieran permanecer unidos? El único elemento en el universo sería entonces hidrógeno (consistente en un protón con un electrón en su órbita). Si sólo hubiera un elemento en el universo, la posibilidad de crear estructuras complejas con propiedades diversas sería limitada. Por consiguiente, el mundo material es un mundo mejor gracias a la existencia de la fuerza de cohesión nuclear.

Cuando varios protones se unen y atraen electrones en órbita alrededor de ellos, el resultado recibe el nombre de átomo. Todos los átomos con el mismo número de protones reciben el mismo nombre atómico. Por ejemplo, todos los átomos con seis protones se denominan átomos de carbono, todos los átomos con veintiséis protones se denominan hierro, todos los átomos con setenta y nueve protones se denominan oro, etc. Observamos que en el universo presente los movimientos de los electrones alrededor de los protones son gobernados por lo que llamamos ondas mecanico-cuánticas. Estas permiten que los electrones vayan solamente en ciertas órbitas alrededor de los protones. ¿Cómo sería el mundo si esas ondas no gobernaran los movimientos de los electrones? Lo primero de todo, ningún átomo de un elemento tendría las mismas propiedades químicas que otro. Un átomo de oro tendría sus electrones dispuestos de manera diferente que cualquier otro átomo de oro, de forma que cada átomo tendría diferentes propiedades. Y lo que es más, los átomos podrían cambiar sus propiedades continuamente. Cada vez que un átomo colisionara con otro átomo, los electrones de ambos serían empujados a diferentes órbitas y los átomos cambiarían sus propiedades. Átomos que formasen un cuerpo sólido en un momento determinado podrían transformarse en un líquido o un gas un minuto después o podrían cambiar de un sólido frágil a un sólido elástico, o de una sustancia no inflamable a una inflamable, etc. Tal inestabilidad en el mundo no conduciría a la construcción de formas físicas útiles. Por consiguiente, las ondas mecanico-cuánticas que gobiernan el movimiento de los electrones cumplen un propósito útil y muestran sabiduría.

Cuando se unen dos o más átomos, el resultado se denomina molécula. Los diversos cuerpos vegetales, animales y humanos se componen de moléculas. Los humanos obtienen los materiales para sus cuerpos comiendo vegetales. Observamos que los cuerpos humanos no se componen de porciones de frutas y vegetales. Si así fuera, las posibles estructuras corporales serían muy limitadas. ¿Puede imaginar el tratar de construir arterias, venas y capilares con pequeños trozos de apio, tal vez unidos con miel y harina? Es sabio que el cuerpo humano sea capaz de descomponer la comida en sus partes constituyentes y después reconstruir nuevas moléculas que servirán a sus propósitos.

Cualquier molécula puede ser descompuesta si es calentada lo suficiente. Pero si el cuerpo humano tuviera que descomponer los alimentos mediante calor, todas las moléculas en la proximidad de dicho calor se descompondrían también. Esto no sería sabio porque si bien la comida debe ser descompuesta, otras moléculas deben bien preservarse o bien construirse a partir de la comida. Los medios de que se sirve el cuerpo para descomponer la comida y construir las moléculas necesarias evitan los problemas citados.

El cuerpo alberga moléculas llamadas enzimas. Existen muchos tipos diferentes de enzimas. Para cada tipo de molécula que necesita ser descompuesta hay un tipo específico de enzima que puede acoplarse y romper sólo aquel tipo de molécula y ninguna otra. Además, por cada pequeña molécula que se necesita construir existe una enzima que es capaz de acoplarse a los componentes específicos que se requieren, ignorando cualquier otra sustancia presente y los reúne de manera estable. Así, el cuerpo descompone de manera selectiva ciertas moléculas que no puede emplear y construye otras que sí puede emplear.

Las enzimas son capaces de reunir unos cuantos componentes para construir una molécula pequeña. La molécula de proteína típica que necesita el cuerpo humano consta de una cadena de aproximadamente 400 aminoácidos dispuestos de una determinada manera. El trabajo de construir tal molécula es demasiado grande para las enzimas. Existen en el cuerpo ciertas moléculas (llamadas moléculas de ADN) que tienen codificada la configuración según la cual las diferentes proteínas del cuerpo serán formadas. Existen otras moléculas (llamadas ARN-m, ARN-t y ribosomales) que cooperan para disponer los aminoácidos apropiados en la secuencia especificada por el ADN. De esta manera el cuerpo humano puede obtener para sí mismo los tipos de moléculas que precisa. En modo alguno estas moléculas que trabajan para construir otras moléculas fabrican proteínas constantemente en un cuerpo sano. Otros grupos de moléculas (llamadas genes reguladores, silenciadores y operadores) son capaces de detectar si una proteína en particular es necesaria y estimular su producción en ese caso así como suprimir su producción si no es necesaria. Es eficiente (y por lo tanto sabio) que el cuerpo no malgaste sus energías produciendo cosas que no necesita.

Cuando nos fijamos en la estructura de los diversos órganos y sistemas dentro del cuerpo humano apreciamos más evidencias de sabiduría. El cuerpo es capaz de transportar oxígeno y nutrientes mediante la sangre a todas las células del organismo y transportar los productos de desecho lejos de las células. Sin circulación sanguínea las células serían como una estufa que no es alimentada con combustible y aire y de la cual no se retiran las cenizas. Pronto se apagaría.

El cuerpo físico no sólo tiene las características necesarias para funcionar en el mundo físico sino que dispone de muchas propiedades que aumentan al máximo su capacidad funcional. Los huesos se componen de materia dura cerca de la superficie y una trabécula de material poroso dentro, lo cual les da fuerza sin un peso excesivo. Los pulmones (con sus alvéolos), el intestino (con sus vellosidades) y el sistema circulatorio (con sus capilares) tienen ramificaciones que incrementan las superficies, lo cual aumenta la eficiencia de absorción de materiales a través de esas superficies. La nariz está construida de tal manera que es capaz de filtrar el polvo del aire respirado y calentar éste con el fin de que los pulmones no sufran. Los párpados oculares pueden cerrarse cuando se acercan partículas que podrían dañar los ojos o cuando la llegada de luz al ojo no es deseable. La piel es capaz de sudar cuando el cuerpo se calienta en exceso de forma que el vapor que se desprende enfríe el cuerpo. Los capilares del el sistema circulatorio tienen la característica de abrirse y cerrarse cuando sea necesario de manera que cuando una parte del cuerpo lo necesita se abren y aportan sangre adicional. Esto permite al cuerpo operar con menos sangre de la que sería necesaria si todos los capilares debieran recibir sangre todo el tiempo. Las cuerdas vocales, junto con la lengua y los labios, permiten no sólo emitir sonidos sino sonidos articulados (palabras). Adicionalmente, el cuerpo dispone de muchas partes "de reserva" de manera que puede seguir funcionando incluso si ciertas partes del mismo han sido dañadas. El cuerpo puede seguir viviendo y funcionando eficazmente incluso si pierde la mitad del cerebro, un riñón, un pulmón, tres cuartas partes del hígado y hasta el ochenta por ciento del intestino delgado.

Continuando nuestro examen del universo, volvamos nuestra atención a la Tierra y al Sol. El Sol ilumina la Tierra y la provee de energía. Sin la luz solar todas las aguas se helarían, ningún viento soplaría, ninguna planta podría crecer y los animales y humanos no podrían vivir. El método de producción de energía en el Sol es mediante una reacción de fisión nuclear que convierte la masa en energía. Este es un método tan eficiente de producción de energía que el Sol puede irradiar energía al ritmo que lo hace ahora durante aproximadamente diez mil millones de años. De esta manera, la vida en la Tierra dispone de tiempo suficiente para desarrollarse y evolucionar hacia formas de vida complejas. Por comparación, si el Sol produjera su energía mediante reacciones químicas (como ocurre en el fuego ordinario por carbón o gas), el Sol con su masa actual no sería capaz de continuar con su producción actual de energía durante más de 1,400 años. De manera que el método de producción de energía por fisión nuclear es mucho más sabio.

La localización y movimientos de la Tierra también muestran sabiduría. La Tierra está a la distancia apropiada del Sol (ni demasiado lejos ni demasiado cerca) y tiene los movimientos de rotación y revolución apropiados para proporcionar a las formas de vida presentes las dosis adecuadas de radiaciones solares para impulsar la vida y la evolución. La atmósfera de la Tierra contiene el oxígeno que los animales y humanos necesitan para respirar. Si todas las formas de vida inspirasen oxígeno y espirasen dióxido de carbono (como hacen los animales y humanos) las reservas de oxígeno pronto se agotarían. Las plantas, sin embargo, toman dióxido de carbono y devuelven oxígeno y de esta forma contribuyen a mantener una situación de equilibrio. Si la gravedad fuera la única fuerza que actuase sobre el agua, toda el agua se precipitaría en los océanos y las plantas y animales en tierra morirían. El agua, sin embargo, puede evaporarse de los océanos. Los vientos, empujados por la radiación solar, llevan después el vapor de agua sobre la tierra, donde se condensa y cae como lluvia. De esta manera las plantas consiguen el agua que necesitan y los ríos y demás corrientes proporcionan agua fresca a los animales y humanos. Todos esos proceso trabajan juntos para producir un entorno estable en el que se desarrolle la vida sobre la Tierra durante largos periodos de tiempo. Considerando que la evolución de los seres implicados es de una naturaleza lenta, esto es sabio.

A su debido tiempo, todas las formas "mueren" y se disuelven. Esto también es sabio. Los cuerpos vegetales, animales y humanos, aunque muestran sabiduría en su estructura, no son aún perfectos. Por consiguiente, es bueno para los espíritus que habitan dichas formas que, una vez hayan obtenido toda la experiencia que puedan de una forma, la abandonen y construyan otra mejor. Incluso los soles se apagan y los sistemas solares se disuelven con el tiempo. Llega un tiempo en el que el sistema solar ha agotado su utilidad y debe disolverse para que pueda reconstruirse de modo más perfecto.

Nosotros, los humanos, trabajamos junto con las otras jerarquías creadoras en el diseño, construcción y mejora del universo. Es bueno que reconozcamos lo que hay de sabio en la creación para que cuando hagamos cambios no alteremos lo que ya es bueno y empeoremos las cosas en vez de mejorarlas.

 

VI. La constitución del cuerpo

 

 

Los científicos materialistas han observado propiedades reguladoras y organizadoras en los cuerpos de las criaturas vivientes. Como escribió el botánico Edmund W. Sinnot (capítulo nº 2 de La creatividad y su cultivo):

"Los seres vivos son organismos. Un organismo es, en primer lugar, un sistema organizado de estructuras y actividades. No es una masa informe cuyas partes y procesos son casi independientes sino que se mantiene unido bajo un control coordinador... La comida entra en él y se constituye en parte de él... A medida que los tejidos se desgastan, la materia deja nuevamente el organismo... Sin embargo, ello no cambia el sistema viviente ya que el organismo se mantiene a sí mismo gracias a una serie de procesos reguladores..."

"Cada organismo tiene... su ciclo particular de desarrollo progresivo y creativo. La nota clave de este ciclo es el cambio continuo; no un cambio ciego sino un cambio que se mueve hacia un fin muy definido, el individuo maduro y la culminación del ciclo... El curso normal del desarrollo hacia un fin puede ser bloqueado y alterado de diferentes modos... (pero) el organismo muestra una tendencia persistente hacia la consecución del fin contra todo impedimento..."

"El brote de una planta cortado y puesto en agua o arena húmeda regenerará su sistema radicular perdido. Varios órganos animales pueden ser repuestos si han sido perdidos (patas de cangrejos, apéndices de larvas de anfibios, colas de gusanos, ojos de caracoles, etc.)..."

En la misma obra citada, en el capítulo nº 3, el arquitecto Alden B. Dow recalca que, cuanto mayor es la variedad de materiales disponibles para construir algo, más variada puede ser la estructura de esa construcción. Advierte que en la naturaleza hay gran variedad de átomos y moléculas y que, por consiguiente, existen miríadas de posibles maneras de combinarlos. Concluye: "Por esta razón no me sorprende la creatividad o individualidad hallada en las estructuras naturales. Lo que sí me asombra es que con toda esta habilidad creativa la naturaleza esté deseosa de conformarse tan sólo con producir algo que reconocemos como una margarita corriente. Si los materiales de construcción son similares, puedo ver como habría un tipo común para las formas individuales. Por ejemplo, una casa hecha con ladrillos es una casa de ladrillo y una casa hecha con madera es una casa de madera. Esto es sin duda lo que llamamos genética pero no explica la similitud de formas entre todas las margaritas."

Los científicos materialistas están confusos. ¿Qué da organización al organismo? ¿Qué dirige el desarrollo y curación del organismo? ¿Qué hace que los organismos de un determinado tipo se ajusten a un modelo reconocible aunque puedan existir variaciones dentro del modelo general? Los clarividentes pueden ver las fuerzas conductoras que dirigen esos fenómenos y así pueden dar respuestas a esas preguntas.

Los clarividentes advierten que es necesario hacer primero una distinción entre cuerpo y espíritu. El espíritu es tan separado y diferente de su forma como el carpintero es distinto e independiente de la casa que construye para ocuparla. Es el Espíritu el que moldea las formas como expresión de sí mismo.

El espíritu construye cuerpos con sabiduría, propósito y anticipación. Concibe mentalmente las distintas funciones que desea que el cuerpo sea capaz de realizar y luego crea diversas estructuras en el cuerpo que sean capaces de llevar a cabo esas funciones. Así, los cuerpos no son el resultado de la combinación al azar de los átomos sino que son más bien el resultado de una planificación cuidadosa. Ésta es la razón por la que vemos organización en los organismos.

Los cuerpos físicos densos son capaces de crecer hacia una forma específica y curarse si su forma es dañada porque el espíritu ha creado una matriz de campos de fuerza etéricos (llamada cuerpo vital) que dirige la ubicación de las partículas densas incorporadas en el cuerpo denso como alimento. Si tomamos una mesa, practicamos muescas en ella y luego esparcimos polvo de mármol, el mármol se introducirá en las muescas. De manera similar los átomos se colocan en los puntos de fuerza del cuerpo vital. Durante el crecimiento los puntos del cuerpo vital se encuentran en el proceso de ser rellenados por átomos. Si un tejido se desgasta o un órgano denso es extirpado y el cuerpo vital no ha sido dañado, el órgano crecerá de nuevo a medida que esa región de la matriz se rellena de átomos nuevamente. Así, el cuerpo vital permite al organismo desarrollarse hacia una forma predeterminada y curarse por sí mismo.

La razón para la similitud entre las formas es que muchas formas pueden ser creadas a partir de un modelo mental. Una vez que los espíritus creadores hubieron creado un modelo básico de margarita, este mismo modelo básico fue empleado para la creación de todas las margaritas. Similarmente ocurrió para cada especie de planta y animal. Inicialmente un modelo básico fue creado para la forma humana. Se hicieron modificaciones en este modelo con el tiempo de forma que aparecieron modelos básicos separados para cada raza y nación. Los humanos han alcanzado ahora el estado evolutivo en que son capaces de efectuar trabajo creativo individualmente. Así los espíritus humanos han comenzado a modificar individualmente las estructuras de sus cuerpos de forma que cada uno se está volviendo claramente diferente de todos los demás.

Por todas partes podemos ver en la naturaleza, si la buscamos, evidencia de sabiduría, orden y relaciones entre las partes, así como avances hacia metas. Tennyson estaba arrebatado por estas maravillas de la naturaleza cuando escribió:

 

 

 

Flor en la agrietada pared,

Te arranco de la grieta,

Te sostengo en mi mano, con tus raíces,

Pequeña flor, si solamente pudiera comprender

Lo que tú eres, entera con tus raíces, el todo en el todo,

Conocería lo que Dios y el hombre son.

 

 

REFERENCIA

Anderson, Harold H. Creativity and Its Cultivation. New York: Harper, 1959.

 

 

VII. Máquinas versus personas

 

 

Vivimos en una época de alta tecnología en la cual hemos desarrollado máquinas que ven (cámaras), que oyen (grabadoras magnetofónicas) y que hablan (equipos de sonido); máquinas que plantan, cultivan, riegan y cosechan; máquinas que facilitan los procesos industriales, que se desplazan por el suelo (automóviles) y por el aire (aviones), máquinas que ejecutan procesos lógicos (ordenadores). Estos logros han llevado a muchos a preguntarse si es posible construir máquinas que hagan todo lo que los humanos podemos hacer; muchos investigadores han trabajado con el objetivo de construir máquinas capaces de rivalizar con el hombre. Aunque estas tentativas han producido máquinas con sorprendentes capacidades, también han encontrado problemas de difícil solución. Hurbert L. Dreyfus realizó un estudio profundo de las limitaciones de las computadoras (y por extensión, de las máquinas que ellas controlan) en su libro Lo que las computadoras no pueden hacer. Él señala que las áreas principales en las que las computadoras son incapaces de competir con los humanos son:

Captar un propósito y obrar con él.

Captar una imagen global y hacer que todas las partes encajen en el conjunto.

Completar detalles no vistos o no especificados mediante un sentido de la globalidad.

Decidir qué es relevante e ignorar lo irrelevante.

Captar similitudes entre diferentes situaciones.

Los clarividentes están en disposición de dar información adicional referente a por qué las máquinas no pueden hacer ciertas cosas que los humanos sí podemos. Los clarividentes perciben que además del cuerpo físico denso, el ser humano tiene un cuerpo vital, un cuerpo de deseos, una mente concreta, un Espíritu Humano, un Espíritu de Vida y un Espíritu Divino. La máquina carece de esos cuerpos más sutiles así como del Triple Espíritu. Por consiguiente, las máquinas no serán capaces de mostrar las capacidades propias de esos cuerpos y del Triple Espíritu operando a través del cuerpo denso. El trabajo del cuerpo vital sobre el cuerpo físico denso capacita a dicho vehículo para asimilar comida, excretar cualquier sustancia innecesaria, curarse y reproducirse. El cuerpo vital almacena, además, un registro no sólo de todo lo que la persona hace sino que también almacena los efectos que esos actos tienen sobre otras personas. Esos efectos serán sentidos a su tiempo por la persona que actuó de aquella manera y así las personas toman conciencia de sus obras y desarrollan un sentido de responsabilidad. El trabajo del cuerpo de deseos sobre los cuerpos denso y vital permite los sentimientos de amor y odio, de simpatía y antipatía, propósito y devoción. El trabajo de la mente capacita al individuo para crear una imagen global de una situación en la que las partes están interrelacionadas. La mente puede asimismo operar intuitivamente (recogiendo ideas y sentidos no afirmados explícitamente) y creativamente.

El Espíritu Humano, que mora en la Región del Pensamiento Abstracto, puede determinar qué normas de conducta deberían ser empleadas en diferentes circunstancias. Por ejemplo, las normas de conducta que alguien sigue en el trabajo pueden ser bien distintas de las normas de conducta seguidas en una fiesta. Lo que resulta apropiado en un lugar puede no ser apropiado en el otro. Los robots informáticos necesitan ser programados para trabajar con unas condiciones muy limitadas y específicas y no pueden trabajar fuera de las condiciones para las que fueron diseñados.

El Espíritu de Vida proporciona una percepción intuitiva de lo correcto y de lo erróneo, de lo que está bien y mal, de lo que es valioso y de lo que es inútil. La sabiduría almacenada en el Espíritu de Vida es el extracto acumulado de las experiencias de muchas vidas en la Tierra. El Espíritu Divino proporciona la capacidad de decir "Yo quiero" y de actuar conscientemente y con iniciativa.

Cuando los clarividentes leen el plan para la evolución futura de la humanidad nos explican que en el Periodo de Júpiter las personas desarrollarán la capacidad de dar cuerpos vitales a las máquinas que creen. En el Periodo de Venus, las personas desarrollarán la capacidad de añadir un cuerpo de deseos a las máquinas que creen. En el Periodo de Vulcano, las personas desarrollarán la capacidad de añadir una mente a las máquinas que creen. Será entonces cuando los sueños actuales de crear entes con vida, con sentimientos y con pensamientos se verán realizados. No obstante, los espíritus que habitarán esos cuerpos no serán creados por el hombre. Ya existen, y sencillamente usarán los cuerpos como habitaciones en las que trabajar y evolucionar.

El mayor escollo para la gente en una era tecnológica no reside en la creación de supermáquinas. El ejercicio intelectual es bueno para la mente de las personas y las máquinas pueden asumir tareas que resultan bastante aburridas de hacer para los humanos. El mayor peligro reside en ver que las máquinas asumen algunas tareas humanas, inferir que los humanos solamente somos máquinas y, por tanto, pasar a tratar a los humanos como uno trataría una máquina. Debemos esforzarnos por tener siempre presente que las personas son destellos de Dios y merecen nuestro respeto e incluso admiración. Todos los seres humanos, no importa cuán ciegos parezcan mental o espiritualmente al presente, tienen un potencial infinito y mediante el proceso evolutivo llegarán un día a ser tan perfectos en el amor y la sabiduría y tan creativos como el mismo Cristo.

 

 

REFERENCIA

- Dreyfus, Hurbert L. What Computers Can´t Do. New York: Harper and Row, 1979.

 

 

 

VIII. El envejecimiento

 

 

Los científicos materialistas han observado que en el transcurso del tiempo los cuerpos humanos sufren un proceso de envejecimiento. El cuerpo se obstruye por depósitos terrosos. Células de los diversos órganos (corazón, riñones, cerebro, etc.) se rompen, de manera que la capacidad funcional de éstos disminuye. Las paredes arteriales engruesan y se vuelven rígidas, lo que dificulta la circulación de la sangre. Los huesos tienden a perder fuerza.

Los científicos materialistas han estudiado maneras de retrasar el proceso de envejecimiento. Para retrasar la obstrucción del cuerpo por depósitos minerales podemos emplear alimentos y bebidas que contengan escasos materiales terrosos, tales como el agua destilada, leche, vegetales frescos y frutas. Igualmente es necesario mantener una buena eliminación, de manera que las materias terrosas ingeridas puedan ser eliminadas lo más pronto posible. El ácido pantoténico, las vitaminas C y E son importantes para retardar los procesos de destrucción celular. El ácido pantoténico se encuentra en la levadura de cerveza, patatas, guisantes, arroz integral, semillas de girasol y trigo entero. La vitamina C se encuentra en todas las frutas y vegetales frescos. La vitamina E se encuentra en los granos enteros, vegetales de hoja verde, nueces, judías y guisantes. Otras vitaminas del complejo B, selenio y los aminoácidos cisteína, metionina y ornitina contribuyen a prevenir la destrucción celular. Las grasas insaturadas pueden originar destrucción celular porque poseen radicales libres. Para retardar el endurecimiento y engrosamiento de las paredes arteriales debemos evitar la ingesta excesiva de colesterol y otras grasas. Para conseguirlo, deberíamos limitar la ingesta de leche entera, la carne grasa, la yema del huevo, aceite de coco, bayas de cuca, margarina y aceites en general. En vez de leche entera, podemos tomar leche descremada. Los cereales, frutos secos y legumbres pueden reemplazar las comidas con carne. El ejercicio es igualmente útil para mantener los niveles de colesterol bajos.

Para prevenir la pérdida de fuerza de los huesos es necesario ejercicio físico junto con aportes adecuados de vitamina C y calcio. La leche, las almendras, las semillas de sésamo, girasol y soja, así como los vegetales de hoja verde son buenas fuentes de calcio. La vitamina D (procedente de huevos, leche, semillas germinadas, champiñones, semillas de girasol y de la luz solar), junto con el aminoácido lisina, facilitan la absorción de calcio.

La ciencia materialista sólo puede aportar sugerencias para retardar el proceso de envejecimiento. No puede detenerlo. Aún nos encontramos en la situación referida por Henry Wadsworth Longfellow cuando escribió:

El Arte es extenso mas el tiempo vuela

Y nuestros corazones, aunque firmes y valientes,

Tocan, como tambores destemplados,

Marchas fúnebres hacia la tumba.

Los científicos materialistas han confirmado que no solamente los cuerpos humanos experimentan envejecimiento, sino que también los organismos vegetales y animales envejecen y finalmente mueren. La Tierra envejece a medida que se explotan sus depósitos de carbón, petróleo, gas y minerales, y también a medida que sus montañas se erosionan y son arrastradas por las aguas hacia el mar, e igualmente a medida que su interior se enfría gradualmente. El Sol envejece al radiar calor y luz hacia el espacio. Para reponer el calor y luz perdidas, quema grandes cantidades de combustible nuclear en su interior. Nuestro Sol quema a diario 1013 toneladas de las 1027 toneladas totales de combustible que almacena en su interior. Las reservas de combustible son limitadas. Finalmente, al cabo de unos 10 mil millones de años desde el momento en que empezó la fusión nuclear (dentro de unos 5 mil millones de años) el Sol agotará su combustible nuclear. Llegado dicho momento se enfriará y dejará de brillar.

Los científicos materialistas han comprobado que todos los procesos irreversibles en el universo lo hacen envejecer. Esto se resume en la Segunda Ley de la Termodinámica, la cual establece que "La entropía del universo aumenta con cada proceso irreversible". Entropía es un término técnico con una definición matemática algo compleja pero que básicamente mide el desorden físico en el universo. Cuando un folio de papel se rompe en pedazos, el papel rasgado está menos ordenado que la hoja entera. La Segunda Ley implica que podemos comenzar con un folio de papel y rasgarlo pero no podemos comenzar con un folio hecho pedazos y reconstruirlo a menos que algo sacrifique su orden para consumar el proceso. Si un ser humano gasta energía en reunir los trozos de papel nuevamente, el aumento en el orden del papel será menor que el desorden causado por el consumo de plantas (y a veces animales) necesario para conseguir la energía que recomponga el papel. De esta manera, el desorden en el universo aumenta y el universo envejece.

Los clarividentes pueden dar una iluminación adicional sobre el proceso del envejecimiento. Ellos perciben que si bien las actividades terrenales de los seres humanos producen envejecimiento del cuerpo denso, también producen crecimiento del alma humana. El registro de las actividades terrenales se almacena en el cuerpo vital. Este registro contiene tanto nuestros hechos como los efectos de nuestras acciones sobre otros. A su debido tiempo, el espíritu revisa esos registros, bien voluntariamente durante la vida en el ejercicio de retrospección o automáticamente tras la muerte (el ejercicio de retrospección implica repasar los acontecimientos de cada día al retirarse a dormir, antes de entregarse al sueño. Los acontecimientos son revividos en orden inverso a como sucedieron de forma que primero se ven los efectos y luego las causas. A medida que se reviven los acontecimientos, se debe intentar sentir los efectos que nuestras acciones han tenido sobre otras personas y valorar si nuestras acciones fueron correctas o equivocadas). Cuando se repasa el registro, se repara en las acciones, se sienten sus efectos y el espíritu extrae conclusiones de toda la experiencia acerca de lo correcto y lo erróneo, de lo bueno y lo malo, de lo que es valioso y de lo intrascendente. El espíritu almacena esas conclusiones y consecuentemente crece en sabiduría y poder. El proceso de envejecimiento, que parece un declive continuo desde el punto de vista físico, aparece como de continuo crecimiento y mejora desde el punto de vista espiritual. Como dijo Pablo (1 Cor. 15:44), "Se siembra cuerpo animal y se levanta cuerpo espiritual" y (2 Cor. 4:16), "Por lo cual no desmayamos, sino que mientras nuestro hombre exterior se corrompe, nuestro hombre interior se renueva de día en día".

El clarividente puede percibir asimismo que, aunque el cuerpo físico envejece, el modelo de acuerdo con el cual el cuerpo físico fue construido permanece inalterado por el paso del tiempo. Cuando el cuerpo denso ha envejecido hasta el punto de ser inhabitable, el espíritu deja el cuerpo denso pero toma consigo el modelo de acuerdo con el cual el cuerpo físico fue moldeado. El espíritu puede hacer cambios en el modelo si aprecia defectos, y luego utiliza dicho modelo para construir un nuevo cuerpo dentro del vientre de una nueva madre. Aunque los cuerpos declinan durante una vida terrestre, la tendencia de una vida a otra sobre la tierra es de mejora continua.

Similarmente, el sistema solar puede retirarse de la manifestación cuando se agota y necesita un nuevo comienzo con ímpetu y orden renovados.

Ya que las formas físicas parecen estar en un estado de continuo declive, podríamos ser pesimistas y perder la esperanza si fijamos nuestra atención sólo en lo físico. Por consiguiente, luchemos por mantener siempre en mente que la condición del espíritu es de crecimiento continuo y que paso a paso nos estamos acercando a un estado de gloria más allá de toda comparación.

 

 

IX. La evolución

 

 

Basándose en sus observaciones sobre la naturaleza de los procesos de desintegración atómica, los científicos materialistas han deducido varias leyes referentes a la desintegración atómica. Aplicando esas leyes a diferentes materiales, es posible deducir por cuanto tiempo han tenido lugar los procesos de desintegración atómica en el seno del material sin interferencias externas. De esta forma, el tiempo desde que una roca se solidificó o el tiempo desde que una planta o un animal murieron pueden ser determinados con una muestra de la roca, de la planta o del animal. Empleando esos procedimientos, los científicos han encontrado que las rocas lunares tienen entre cinco y seis mil millones de años de antigüedad y que las más antiguas rocas terrestres datan de tres a cinco mil millones de años. Se han encontrado fósiles de formas animales y vegetales que datan cerca de 560 millones de años. Cuando se ordenan cronológicamente los fósiles según el momento de su formación, se aprecia que inicialmente sólo las formas de vida más sencillas estaban presentes y a medida que pasaba el tiempo aparecían formas más y más complejas. Los fósiles más antiguos son algas, medusas, corales blandos y gusanos primitivos. Más tarde aparecieron los primeros crustáceos, después el primer pez, después los primeros anfibios, luego los reptiles, pájaros, mamíferos y por último hicieron su aparición los primeros humanos.

El científico materialista aprende sobre el pasado haciendo observaciones en el presente y extrapolándolas al pasado de acuerdo con las leyes científicas tal y como él las entiende. Este método lógicamente tiene limitaciones en cuanto a lo lejos que puede alcanzar en el tiempo y en cuanto a su precisión. El clarividente puede estudiar el pasado con más precisión y puede ir más atrás en el tiempo que el científico materialista porque puede leer el registro del pasado, el cual se almacena en los mundos suprafísicos. El científico materialista no puede ver los poderes suprafísicos que dirigieron el desarrollo de los procesos físicos pero el clarividente sí puede ver lo que esos poderes hicieron y, por consiguiente, puede ayudarnos a completar el cuadro.

El clarividente Max Heindel da cuenta detallada de la evolución de la Tierra y las especies vivientes sobre ella, así como de los espíritus que trabajan en dichas formas en El Concepto Rosacruz del Cosmos. Comienza su exposición en un tiempo incluso anterior a la existencia del sistema solar actual. Cuenta como la humanidad actual eran seres espirituales dentro de Dios en un pasado remoto y carecían de cuerpo denso, sentimientos o pensamientos como tenemos ahora. Carecíamos de conciencia del yo y de capacidad para tomar iniciativas. Con el fin de ayudarnos a desarrollar la conciencia del yo, varias jerarquías creadoras divinas nos ayudaron a construir cuerpos en un proceso sumamente dilatado que incluía la construcción repetida de cuerpos, el trabajo mediante los mismos un tiempo y después el abandono de esos cuerpos, la modificación de su diseño y después la construcción de otro nuevo cuerpo. Esto había sucedido durante edades incluso antes de que la tierra actual comenzara a existir. Los espíritus que habitan hoy en día cuerpos animales también habían sido instruidos en la formación de cuerpos antes de la tierra actual pero en general comenzaron más tarde que la humanidad actual. Los espíritus que habitan los vehículos vegetales de hoy en día también habían sido instruidos en la construcción de cuerpos antes de existir la tierra actual, aunque comenzaron generalmente después que los animales actuales.

Los clarividentes dicen que la génesis de las especies vivientes en la tierra actual siguió estos pasos: primero los humanos (con la ayuda de diversas jerarquías creadoras) construyeron formas minerales (diversas combinaciones atómicas y moleculares así como cristales). Después los humanos abandonaron las formas minerales y construyeron, con ayuda, formas vegetales y trabajaron dentro y a través de ellas. Después abandonaron las formas vegetales y construyeron, con ayuda, formas animales y finalmente, construyeron, siempre con ayuda, formas humanas y siguen actualmente construyendo y mejorando dichas formas. Una vez que una forma ha sido construida, puede ser reproducida por generación y otros espíritus diferentes de los que la diseñaron originalmente pueden habitarla. De esta manera, los espíritus animales y vegetales comenzaron su actividad en la tierra entrando en las formas construidas originalmente por y para los humanos. Al estar menos avanzados, los animales y plantas no podían manifestar tanta habilidad en la construcción de cuerpos como lo habían hecho los humanos, de forma que bajo el cuidado de los espíritus animales y vegetales (y de los espíritus superiores que los guían) las formas que habían tomado de los humanos comenzaron en algunos casos a degenerar. Por ejemplo, después de que un cuerpo de "mono primigenio" hubiera sido construido por los humanos, algunas de esas formas corporales (habitadas por espíritus humanos) fueron mejoradas hasta la forma humana actual, mientras que otras (habitadas por espíritus animales) degeneraron hasta las formas simias actuales. Con el tiempo, por supuesto, a medida que los espíritus animales sigan trabajando sobre las formas de simios, aprenderán gradualmente a mejorarlas.

Los científicos materialistas han observado que el material genético de la descendencia es a veces diferente del material genético de los padres. Los científicos materialistas no son capaces de ver los poderes que dirigen los cambios en el material genético porque esos poderes tienen su origen en los mundos suprafísicos. Max Heindel describe con detalle las numerosas jerarquías creativas que han dirigido y dirigen aún los procesos de construcción del cuerpo. Esas jerarquías creativas construyen con un propósito. Intentan hacer los cuerpos capaces de responder más y más a la voluntad de los espíritus que los habitan. Nosotros, como humanos, estamos entre las jerarquías creadoras y trabajamos en la mejora del diseño tanto de los cuerpos animales como de los vegetales. La mayor parte de este trabajo creador se hace entre vida y vida terrestre, cuando nuestra conciencia está enfocada en los mundos superiores.

Algunas especies nuevas son creadas y otras se extinguen, algunas avanzan mientras que otras degeneran. Lo importante para retener en mente, sin embargo, es que los espíritus nunca se extinguen y que, en general, evolucionan constantemente. La ley básica de la evolución es "Adelante y hacia arriba, para siempre".

X. La conducta animal

 

 

Cuando los animales encuentran un problema nuevo que ni ellos ni otro

congénere han afrontado previamente, muestran por lo general poca o ninguna capacidad de razonamiento para hallar una solución y se limitan a realizar muchos movimientos en la esperanza de dar con algo que funcione. Sin embargo, los animales están frecuentemente en posesión de patrones de conducta que solucionan sus problemas cotidianos y de tal complejidad que resulta difícil para los científicos materialistas determinar como el animal, sin mente, pudiera haber llegado a adquirir tal patrón de conducta. Por ejemplo, hay una especie de araña que consigue comida construyendo una telaraña elástica, tirando del centro para darle forma de cono y soltándolo cuando un insecto vuela cerca de forma que la telaraña se dispara y captura el insecto (John Paul Scott, La conducta animal, p. 166).

La nutria marina que habita en la costa oeste de Norteamérica se sumerge en busca de mejillones, almejas y langostas. Cuando vuelve a la superficie con una de ellas, sube también una roca plana. La nutria se sitúa entonces sobre su espalda flotando en el agua, coloca la piedra sobre su pecho, sujeta la presa con ambas garras y la aplasta contra la roca hasta que la concha de su presa se rompe (Ibíd., p. 167).

Algunos científicos materialistas teorizan que en el pasado alguna araña o

nutria hubieran dado con esos patrones de conducta "por azar" y luego los mantuvieran por encontrarlos beneficiosos. La descendencia y otros individuos cercanos a esa araña o nutria concretas podrían haber aprendido por imitación dicha conducta. Existen, sin embargo, algunos patrones complejos que todos los animales de una especie llevan a cabo incluso sin haber observado previamente a otros miembros de su especie. Por ejemplo, la ameba es un animal unicelular sin órganos sensoriales y, por consiguiente, no tiene medio de observar a otras amebas. No obstante, todas las amebas se sirven de los mismos procedimientos "inteligentes" para capturar comida. Si la presa está en movimiento y, por tanto, es posible que escape, la ameba flota cerca y la abraza holgadamente, sin tocarla, para no alertarla prematuramente. Por el contrario, una presa inmóvil será estrechamente cercada. Si la presa se mueve normalmente en un plano horizontal, la ameba la rodeará primero en ese plano y luego cortará las vías de escape verticales (Margaret F. Washburn, La mente animal, p. 39).

Algunos pinzones fueron separados de los demás recién nacidos y criados en cautiverio. Si no eran expuestos al cielo nocturno a una edad temprana, ignoraban en qué dirección viajar en el otoño. Si eran expuestos al cielo nocturno o incluso al cielo artificial de un planetario a una edad temprana, entonces eran perfectamente capaces de tomar el camino del sur en el momento de la migración otoñal (Scott, pág. 238-239). Cómo encuentran los pinzones el camino del sur, incluso sin ayuda de otros pájaros, sigue siendo un misterio para los científicos materialistas.

Otro ejemplo destacable de un patrón de conducta complejo que los miembros de una especie llevan a cabo sin haber observado a otros animales es la construcción de nidos por la gallina del eucalipto de Australia. El macho excava un agujero en la arena a fines del invierno, lo rellena con vegetación y lo cubre con un montículo de arena. La putrefacción de los vegetales calienta la arena y la hembra acude al montículo, se aparea y pone un gran huevo aproximadamente una vez por semana. El macho cubre cada huevo con arena y visita el montículo diariamente, destapa el nido y comprueba la temperatura introduciendo su pico abierto en la arena. Si ésta se calienta demasiado, el pájaro abre el nido por la mañana temprano y arroja arena fría dentro del mismo. A medida que avanza el verano la vegetación decae e irradia menos calor, con lo que el pájaro amontona más y más arena para proporcionar calor. Durante el otoño el suelo comienza a enfriarse y el ave mantiene el nido caliente abriéndolo a mediodía y arrojando dentro arena calentada por la luz solar. De esta forma el ave es capaz de mantener el nido a una temperatura relativamente constante de unos 33º centígrados durante el largo periodo de incubación. La gallina del eucalipto puede construir un montículo de arena de quince metros de diámetro y un metro de alto en el proceso de incubación y remover una buena parte de él diariamente. Cuando los polluelos eclosionan, se abren camino a través de 60 ó 90 cm. de arena, abandonan el nido y se adentran en la maleza en busca de comida. No permanecen en los alrededores para observar las actividades de sus padres y no obstante, cuando los machos crecen, llevan a cabo las mismas actividades que sus padres (Scott, pág. 271-273).

Los clarividentes pueden ver una parte de la realidad que los científicos materialistas no perciben y de esa manera los clarividentes pueden proporcionar información acerca del origen de la sabiduría animal que tanto confunde a los científicos. Según los clarividentes, cada animal tiene un espíritu individual. Los clarividentes están de acuerdo con los científicos materialistas en que los espíritus animales no han desarrollado el pensamiento y la capacidad de resolver problemas. Los clarividentes perciben, además, que un arcángel está asociado a cada especie o raza animal. El arcángel de la especie está unido a cada miembro de la misma por medio de un cordón plateado compuesto de materia del Mundo del Pensamiento. A través de este cordón el arcángel puede enviar órdenes al animal acerca de lo que debe hacer en una circunstancia dada. El arcángel está en contacto con la sabiduría cósmica y por lo tanto puede establecer patrones de conducta que incorporen sabiduría para los animales a su cargo.

Es el arcángel responsable de las arañas quien las guía en la construcción y uso de sus inteligentes telas de araña. Es el arcángel responsable de las nutrias marinas quien las guía en el uso de piedras para romper las conchas de los mejillones. Es el arcángel responsable de las amebas quien las guía en la captura de su comida. Es el arcángel responsable de los pinzones quien les ayuda a determinar en qué dirección volar mediante la observación de las estrellas. Es el arcángel responsable de las gallinas de los eucaliptos quien las guía en la construcción y cuidado de sus nidos.

El arcángel de cada especie diseñó los patrones de acción para esa especie atendiendo a su bienestar. A veces los individuos de una especie pueden encontrarse con circunstancias inusuales para las que no sirve el patrón general de respuesta. Entonces los individuos necesitarían aprender respuestas especializadas. Si un animal come un alimento en particular que le produce una reacción desagradable, ese animal individual aprenderá a mantenerse alejado de esa comida concreta. La guía de los arcángeles no impide u obvia la necesidad de aprendizaje individual de los animales.

Una ilustración interesante del aprendizaje individual que ocupa a los animales la proporciona la observación de la corneja, un pájaro de la familia de los córvidos. Una corneja inexperta construyendo su primer nido recoge inicialmente casi cualquier cosa, incluyendo pedazos de hielo, bulbos de poco peso y ramitas inservibles. La corneja intenta imbricar un material nuevo en los que ya forman el nido. Si no puede encajarlo, lo descarta. Los tipos de materiales que han sido descartados una vez ya no son recogidos más veces. La mayoría de las cornejas terminan por volverse especialistas, recogiendo ramitas de sólo una especie de árbol que produce un material especialmente bueno para su nido (John Alcock, Conducta animal, pág. 135-137).

Un niño pequeño necesita el cuidado de sus padres para asegurar la obtención de lo necesario para vivir y mantenerlo fuera de peligro. Durante los años al cuidado de los padres el niño está creciendo, desarrollando sus propias habilidades y aprendiendo sobre el mundo de forma que será capaz en su momento de cuidarse por sí mismo. Similarmente, en las eras en las que los animales son guiados por los arcángeles, los animales también están desarrollando sus capacidades de manera que en su momento dejarán atrás la necesidad de dirección por los arcángeles. Los clarividentes pueden percibir que los espíritus animales no son esencialmente diferentes de los espíritus humanos. Los espíritus animales están simplemente menos evolucionados. Los animales son pues verdaderamente nuestros "hermanos pequeños" y merecen nuestro respeto y compasión.

 

 

REFERENCIAS

Alcock, John. Animal Behavior. Sunderland, Mass.: Sinauer, 1975.

Scott, John Paul. Animal Behavior. Chicago, Ill.: University of Chicago Press, 1962.

Washburn, Margaret F. The Animal Mind. New York: Macmillan, 1926.

 

 

XI. La personalidad

 

 

Los científicos materialistas han observado que la personalidad es influenciada en primer lugar por la estructura y composición del cuerpo, la cual depende a su vez de la herencia, de lo que la madre ingiere durante el embarazo y de la dieta tras el nacimiento. Los niños reciben una mitad de sus genes de la madre y la otra mitad del padre y los genes determinan las características fundamentales de la estructura corporal. Los materiales con los que se construye el cuerpo del niño proceden del cuerpo de su madre. La madre necesita cantidades adecuadas de proteínas, vitaminas y minerales con el fin de construir un cuerpo fuerte y sano para su hijo. Si la dieta materna no contiene suficientes proteínas, el niño puede sufrir retraso mental. Si la madre fuma, el cuerpo del niño crecerá más lentamente y tendrá un riesgo mayor de parto prematuro, lo cual aumenta el riesgo de sufrir deformidades (especialmente fisura palatina y labio leporino). Si la madre toma medicinas o consume drogas, existe riesgo de anormalidades en el desarrollo corporal del niño. Un desarrollo y funcionamiento adecuados necesitan de una buena nutrición después del nacimiento. La falta de vitaminas del complejo B en la dieta se ha relacionado con irritabilidad, depresión y falta de memoria. El consumo de alcohol disminuye la capacidad de formar juicios correctos así como la capacidad de recordar y produce pérdida de autocontrol. Las drogas pueden influir sobre los sentimientos y la capacidad de razonamiento. El monóxido de carbono del humo del tabaco disminuye la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, lo cual reduce a su vez el oxígeno que llega al cerebro, con menos capacidad cognitiva y de atención como resultado.

Los científicos materialistas observan, además, que el ambiente influencia la personalidad de un individuo. El entorno físico, los libros que leemos, los programas de televisión que vemos, las personas con las que nos asociamos, tienen todos su influencia. El entorno físico estimula el desarrollo de la personalidad mediante los diferentes tipos de problemas que presenta y las dificultades que deben ser vencidas. De los libros y la TV obtenemos ideas de como obran otros en diversas circunstancias, lo cual tiende a llevarnos a imitarlos. Nuestras relaciones no sólo nos proporcionan ejemplos que seguir sino que también retroalimentan nuestros actos cuando expresan aprobación o desacuerdo, o cuando nos premian o castigan. Los científicos materialistas han observado que las personas tienden a hacer aquello que les genera una recompensa y a abstenerse de aquello que les trae efectos que consideran indeseables.

¿Depende la personalidad solamente de la herencia, el desarrollo corporal durante el embarazo, la dieta, el entorno físico, los modelos que hemos observado y el condicionamiento recibido en forma de recompensas y castigos? Esas son todas las influencias que han detectado los científicos materialistas, mas los clarividentes perciben influencias adicionales.

Los clarividentes pueden percibir que cada Ego tiene una larga historia previa al momento de la concepción y que en ese tiempo anterior ha desarrollado sus propios modelos de estructura corporal y numerosas habilidades y conceptos sobre lo correcto y lo erróneo, sobre lo bueno y lo malo. Aunque el Ego debe obtener sus genes y materiales para el cuerpo denso de sus padres, encaja esos materiales lo mejor que puede en su patrón de cuerpo denso previamente establecido. Aunque el Ego puede aprender ciertas lecciones en esta vida, ya viene a la misma conociendo otras, aprendidas en vidas anteriores.

El clarividente puede percibir que Egos diferentes reciben la influencia de patrones astrológicos diferentes para que trabajen sobre ellos y que de los muchos modelos en nuestro medio ambiente imitamos el que sintoniza mejor con nuestro patrón astrológico. Además, el patrón astrológico con el que tenemos que trabajar influencia lo que consideramos gratificante.

¿Se puede explicar totalmente la personalidad desde el punto de vista de la herencia, desarrollo gestacional, dieta, ambiente físico, modelos, condicionamiento, experiencias prenatales (en vidas pasadas) e influencias astrológicas? La respuesta sigue siendo no. Ni el científico materialista ni el clarividente pueden ver la Voluntad del Ego. No importan las circunstancias o condicionantes pasados o presentes, el Ego siempre puede ejercer su Voluntad, si así lo elige, romper con su pasado y tomar un rumbo o bien elevarse sobre sus circunstancias presentes. Por ello, es posible dirigir nuestras vidas en la dirección que deseemos, independientemente de lo que nuestros padres y profesores hicieron o dejaron de hacer, independientemente de lo que nuestros conocidos hagan, independientemente de lo que hayamos hecho en el pasado, independientemente de los horóscopos con los que hayamos nacido. Nosotros mismos podemos hacer nuestras vidas hermosas o feas, productivas o destructivas, satisfactorias o vacías. Debido a esa capacidad del Ego para ejercer su Voluntad, Pablo (Ef. 4:22-24) amonestaba a las personas "... a renunciar a la antigua conducta, a la vieja condición humana que, seducida por el placer, se encamina hacia la muerte. Dad lugar a la renovación espiritual de vuestra mente y vestíos del hombre nuevo, creado a imagen y semejanza de Dios para una vida verdaderamente recta y santa."

 

 

 

XII. Los defectos congénitos

 

 

El proceso físico mediante el que se genera un niño es bastante complejo. El cuerpo humano se compone de unidades estructurales denominadas células. Cada célula contiene una parte central llamada núcleo, que está rodeada por citoplasma, a su vez envuelto por una pared. En el núcleo hay genes que contienen los patrones codificados según los cuales se construyen las diferentes proteínas del cuerpo. Estos genes se unen en cadenas llamadas cromosomas. Cuando va a generarse descendencia, los cromosomas de una célula deben duplicarse y dichos cromosomas duplicados van luego a un espermatozoide o a un óvulo. Un espermatozoide se une con un óvulo y la célula resultante procede luego a dividirse y el embrión comienza a crecer.

Si uno o ambos padres tienen genes defectuosos y si los genes defectuosos del progenitor están en esa mitad que es transmitida al espermatozoide y al óvulo, entonces el bebé tendrá genes defectuosos y podría sufrir defectos estructurales o funcionales en su cuerpo. Tanto en el proceso de duplicación y separación que produce espermatozoides y óvulos como en el desarrollo inicial del feto, si un gen no se duplica adecuadamente, o si se pierde una porción del cromosoma, o si los cromosomas se rompen y reordenan en un modo inadecuado, o si se transfieren al espermatozoide o al óvulo demasiados cromosomas o muy pocos, en todos estos casos pueden manifestarse defectos estructurales o funcionales en el cuerpo.

A través de las eras ha habido siempre (en lo que nosotros alcanzamos a saber) niveles bajos de radiaciones cósmicas con capacidad para producir mutaciones genéticas y cromosómicas. Además, infecciones víricas que pueden inducir mutaciones (tales como el virus del sarampión) han estado entre nosotros desde hace tiempo. La humanidad ha introducido, sin embargo, varios nuevos factores en su medio ambiente que pueden aumentar significativamente el número de mutaciones. Las radiaciones de alta energía producidas por los aparatos de rayos X, o materiales radiactivos, o pantallas de vídeo; algunos productos químicos (gas mostaza, formaldehído, dioxanos, cafeína, el humo del tabaco, alcohol, leqad, herbicidas, tinturas cáusticas, epóxidos, etil-uretano, fenoles, cloruro de manganeso, bromouracilo) y algunas drogas (LSD, dietiletilbestrol, aspirina, hormonas) se ha demostrado que aumentan el número de mutaciones. La madre gestante es quien por lo general ha de evitar estos agentes mutágenos pero en algunos casos la mutación puede originarse en el padre. Se ha demostrado que los soldados que estaban encargados de la tarea de esparcir herbicidas en Vietnam procrearon un número inusualmente elevado de niños con malformaciones cuando regresaron junto a sus esposas en los Estados Unidos.

Los clarividentes ven que muchos defectos congénitos tienen su origen en una vida anterior. Max Heindel refiere (El Velo del Destino) que cuando la fuerza creadora ha sido desperdiciada en una vida para la satisfacción de las pasiones, hay entonces una escasez de fuerza creativa disponible para la construcción del cerebro, sistema nervioso y laringe en la siguiente vida. De esta forma puede que el Ego nazca en un cuerpo con defectos mentales, del sistema nervioso o del habla. El materialismo en una vida puede conducir a la construcción de un cuerpo en la siguiente vida en el que las partes blandas están endurecidas y partes que deberían ser duras están reblandecidas. Hacer caso omiso de la verdad reiteradamente en orden a servir los propios deseos egoístas en una vida puede conducir a un desajuste entre el Ego y las fuerzas de la verdad cuando el arquetipo del cuerpo físico para la próxima vida está siendo formado. Esto puede conducir a una malformación del arquetipo y, por consiguiente, malformación del cuerpo en la vida próxima. Aquellos que no logran hacer un uso apropiado de sus sentidos en una vida, que tratan de aislarse del mundo alrededor de ellos, que ignoran los gritos de ayuda o la oportunidad de ver las condiciones y necesidades de otros, pueden sufrir deficiencias auditivas o visuales en su próxima vida.

Los clarividentes, además, ven algunos defectos congénitos que no son debidos a acciones en una vida anterior. Algunos Egos pueden no haber hecho nada particularmente erróneo pero tal vez necesiten concentrarse en el desarrollo de ciertos poderes del alma y habitar un cuerpo con ciertas limitaciones puede ayudarles a centrar sus esfuerzos en el desarrollo de esos poderes del alma mientras luchan por superar dichas limitaciones. Algunos Egos pueden encontrarse en el proceso de reestructurar un órgano en particular y puede que en los estados de transición ese órgano no funcione bien. Este es el origen de algunos de los problemas oculares que sufre la gente, ya que el ojo está en proceso de ser reestructurado para que en vez de recibir rayos reflejados y formar una imagen en la retina, el llamado punto ciego sea sensibilizado y la gente mirará entonces desde dentro del ojo y verá directamente el objeto en sí, desde dentro y fuera a un tiempo. Justo antes de que un Ego entre en un feto, contempla un panorama de la vida próxima. Si el Ego ve que una vida particularmente difícil le está reservada, es presa del pánico y trata de escapar del vientre materno, puede causar una desconexión parcial entre los centros sensoriales del cuerpo etérico y cuerpo denso, de forma que la cabeza etérica se extienda sobre la física. Así pues el espíritu no puede entrar en el cuerpo y controlarlo. Un retraso mental sobreviene.

El científico materialista ve los defectos congénitos como el resultado de la herencia, factores ambientales y el "azar" (el cual determina qué genes recibirá la descendencia de cada progenitor y qué genes y cromosomas son influenciados por factores ambientales). El clarividente ve los defectos congénitos como el resultado de acciones pasadas y necesidades presentes de desarrollo del alma por parte del Ego encarnante. Estos dos puntos de vista pueden ser aunados si se concede que aquellos sucesos atribuidos al "azar" son, de hecho, controlados inteligentemente. Podríamos tener entonces el siguiente cuadro unificado: un Ego, debido a acciones pasadas o a necesidades presentes del desarrollo del alma, tiene necesidad de habitar un cuerpo con ciertas limitaciones. Los Ángeles Archiveros encuentran para este Ego unos padres que pueden proporcionar genes y estructuras cromosómicas adecuadas, y los Ángeles Archiveros supervisan el proceso de replicación para asegurar que se obtiene de cada padre el juego de genes apropiados y que esos genes son (si es necesario) mutados según lo requieran las necesidades del Ego encarnante. Este cuadro resulta cierto en los casos en que suceden mutaciones "naturales". Cuando los humanos introducen agentes mutágenos en su medio ambiente, ya no se da la situación natural. El hombre ha recibido libre albedrío y tiene el poder de hacer cosas dañinas para él y para otros. Cuando el hombre introduce agentes mutágenos en su medio ambiente puede estar iniciando una cadena de causa y efecto. Puede estar causando malformación y disfunción de cuerpos que de otra manera habrían sido completos. En tales casos se están acumulando deudas que necesitarán ser canceladas en un tiempo futuro.

 

 

REFERENCIA

- Heindel, Max. El Velo del Destino. Oceanside, Cal.: The Rosicrucian Fellowship, 1928.

 

 

XIII. Los alimentos con carne

 

 

La ciencia materialista ha observado que la gente que consume carne tiene un riesgo mayor de desarrollar arteriosclerosis, cardiopatía isquémica, apoplejía, enfermedad diverticular colónica, cáncer de colon y cáncer de mama.

La carne contiene niveles altos de colesterol y otras grasas. Si una persona tiene demasiado colesterol y otras grasas en su sangre, tienden a formarse depósitos de grasa en las arterias, lo cual las estrecha y dificulta la circulación sanguínea. Si un coágulo de sangre se aloja en una arteria estrechada que riegue el corazón o el cerebro, la circulación en una porción del músculo cardiaco o el cerebro puede interrumpirse y resultar un ataque al corazón o una apoplejía.

La carne contiene poca fibra. La fibra, cuando alcanza el intestino grueso, atrae agua al tracto intestinal de forma que el contenido intestinal no se vuelva demasiado duro. La fibra ayuda a estimular el peristaltismo intestinal, lo cual ayuda a movilizar su contenido. Cuando el contenido del intestino se mueve con facilidad, existe un peligro menor de enfermedad diverticular (en la cual se forman dilataciones en la pared intestinal y se acumulan heces y bacterias en dichas dilataciones) y menos peligro de apendicitis. Cuando el contenido del intestino no permanece mucho tiempo en él, existen menos oportunidades para que las bacterias produzcan carcinógenos y, por consiguiente, menor riesgo de cáncer de colon.

La carne favorece el crecimiento de más bacterias anaerobias en el intestino, que producen carcinógenos, mientras que una dieta vegetariana favorece más bacterias anaerobias en el intestino, las cuales no producen carcinógenos.

La sangre venosa de todos los animales está cargada de dióxido de carbono y otros productos nocivos, en su camino hacia el riñón o los poros de la piel para ser expulsados como orina o transpiración. Estas sustancias repulsivas se encuentran en todas las partes de la carne y cuando tomamos tal alimento, llenamos nuestros cuerpos de venenos tóxicos. La carne contiene urea y ácido úrico, los cuales tienden a producir gota o artritis gotosa. En nuestros días, muchos ganaderos alimentan su ganado con hormonas, tranquilizantes y antibióticos. El dietiletilbestrol, la hormona estrogénica sintética empleada para engordar el ganado, ha sido identificada como carcinógeno. Muchos pescados que llegan al mercado han crecido en aguas contaminadas por residuos industriales, plomo y mercurio.

Los científicos materialistas han observado, además, que las personas que toman principalmente proteína animal (carne, huevos, leche) no pueden mantener un ejercicio físico vigoroso tanto tiempo como las que reciben una dieta de carbohidratos complejos (pan, patatas, maíz).

Los clarividentes observan que las células de los cuerpos vegetales y animales llevan con ellas unos componentes invisibles que no son detectados

por los científicos materialistas. Las células vegetales están impregnadas de éter que, al ser comido el vegetal, ayuda a vitalizar el cuerpo etérico humano. Las células animales contienen poco éter porque el cuerpo etérico del animal abandonó al cuerpo denso cuando éste fue sacrificado. En vida del animal, su cuerpo de deseos individual interpenetraba las células de su cuerpo físico y trabajaba sobre ellas, impregnándolas con las pasiones y deseos del animal. Cuando la carne del animal es ingerida tiende a estimular las pasiones animales (ferocidad, malas artimañas y depravación) en el hombre. Las células del cuerpo animal están más individualizadas que las de las plantas y, por consiguiente, se requiere más energía para dominar las células animales y sujetarlas a la voluntad de quien las emplea como alimento.

Los clarividentes observan, además, que los animales son seres evolucionantes que encarnan para ganar experiencia. Cuando los humanos acortamos la vida de un animal, obstaculizamos la evolución del animal. Aunque las plantas también son seres evolucionantes, cuando la fruta está madura ha alcanzado su finalidad, que es actuar como matriz de la semilla en maduración. Si no es comida, decae y se desperdicia. Cualquier huevo o semilla está desprovisto de vida en sí misma. Si se le proporcionan las condiciones adecuadas de incubación o suelo, la vida entra en ella, aprovechando así la oportunidad proporcionada para producir un cuerpo físico. Si el huevo o semilla es cocinado, triturado o no se le dan las condiciones necesarias para la vida, la oportunidad se ha perdido y eso es todo.

Los clarividentes también advierten que durante la evolución todos los hombres están destinados a desarrollar poderes clarividentes y espirituales que los capacitarán para ver seres espirituales y pronunciar la palabra creadora. Mas antes de que estos poderes puedan ser confiados a los hombres, ellos deben volverse inofensivos como palomas ya que de otro modo tenderían a volcar sus poderes hacia propósitos tan egoístas y destructivos que serían una amenaza inconcebible para otros.

Cuando las personas deciden dejar de comer carne deben reorganizar su dieta de forma que obtengan suficientes proteínas de otras fuentes. Leche desnatada y lácteos, guisantes, nueces, semillas y cereales enteros son buenas fuentes de proteína. La mayoría de las frutas y vegetales contienen algunas proteínas.

Las proteínas se componen de aminoácidos. Durante la digestión las proteínas se descomponen en sus aminoácidos constitutivos, con los cuales se construyen nuevas proteínas que el cuerpo puede emplear. Existen ocho aminoácidos esenciales para los adultos (diez para los niños). Son esenciales porque el cuerpo humano no puede sintetizarlos en cantidades suficientemente grandes como para satisfacer sus necesidades.

Los ocho esenciales deben llegar al estómago con una separación de menos de cuatro horas entre ellos y en ciertas proporciones para ser empleados eficientemente por el cuerpo. Si un aminoácido está presente en cantidad menor que la ideal, la utilización de todos los demás será menor. Todos los alimentos de la tabla siguiente contienen los ocho aminoácidos esenciales en un porcentaje de al menos el 40 por ciento del ideal y así cualquiera puede satisfacer las necesidades proteicas del cuerpo con al menos un 40 por ciento de eficiencia. Los aminoácidos recogidos como deficitarios son entre un 40 y un 60 por ciento del ideal.

Alimentos:

Aminoácidos deficitarios:

Leche, huevos, anacardo, espinacas

Ningún aminoácido es deficitario

Germen de trigo

Triptófano

Champiñones, salvado de trigo

Isoleucina

Semillas de girasol, mijo

Lisina

Levadura de cerveza, soja,
Quimbombó, coles de Bruselas,
coliflor, brécol,
guisantes

Metionina

Judías pintas, habas,
judías blancas, lentejas,
garbanzos, guisantes secos

Triptófano, Metionina

Patata, mostaza y nabo tiernos,
berzas,
espárragos, caupí morado

Isoleucina, Metionina

Cacahuetes

Isoleucina, Lisina, Metionina, Treonina

Centeno, maíz

Triptófano, Isoleucina, Lisina

  

Si los alimentos de la tabla que son deficientes en algunos aminoácidos se toman con otros alimentos que no son deficitarios en dichos aminoácidos, la eficiencia de dichos alimentos para suministrar al cuerpo las proteínas necesarias se verá aumentada.

El vegetariano debe hacer un esfuerzo especial para obtener suficiente vitamina B12 ya que no está presente en cantidades detectables en las plantas. Los huevos, leche y levadura de cerveza contienen vitamina B12.

 

 

Referencia

-Lappe, Frances M. Diet for a Small Planet, Rev. ed. New York: Ballantine, 1975.

 

 

 

 

XIV. EL alcohol

 

 

Los científicos materialistas observan que el alcohol ingerido se absorbe a través de la pared del estómago y del intestino hacia la sangre. De esta manera es transportado a todo el cuerpo. El alcohol actúa como depresor del cerebro y del sistema nervioso. Una pequeña cantidad de alcohol deprime el área del cerebro encargada de la formación de juicios, coordinación motora, autocontrol y memoria. El individuo se siente así menos inhibido y puede decir o hacer cosas que ordinariamente no haría si su juicio no estuviera alterado. Al consumir más alcohol sufren la coordinación muscular y los reflejos, aparece somnolencia, la frecuencia cardiaca puede disminuir y la respiración puede deprimirse. El hígado metaboliza la mayor parte del alcohol en el cuerpo. Allí experimenta un proceso químico, la oxidación, por la cual su energía se libera como calor. Parte del alcohol se oxida o quema en los pulmones y otra parte se elimina mediante el sudor y la orina. Si sólo se ha consumido una pequeña cantidad de alcohol rebajado, cuando el cuerpo se ha librado de él aparenta retornar a la normalidad.

Cuando se han consumido cantidades apreciables de alcohol durante un tiempo, ciertos efectos se hacen evidentes. El alcohol es especialmente dañino para el citoplasma de las sensibles células del sistema nervioso. En un primer momento altera el funcionamiento de esas células y más tarde daña permanentemente los tejidos. Las células pierden su aspecto normal y finalmente ciertas estructuras se descomponen. En esta fase las células no son recuperables. Constituye un serio problema perder grandes cantidades de irreemplazables células nerviosas. Sobreviene entonces pérdida de memoria, alteración del juicio, confusión y desorientación. El alcohol también daña células nerviosas en el estómago y, por consiguiente, puede alterar la capacidad estomacal para mezclar y pasar al intestino su contenido. El alcohol relaja los músculos y los debilita, reduciendo su capacidad de trabajo. Con el tiempo se vuelven flácidos. Cuando el músculo cardiaco se afecta, empeora la circulación. El resultado es fatiga y disnea. El alcohol puede producir la destrucción de células del hígado (cirrosis); puede dañar la mucosa gástrica y causar ulceración de la misma; puede causar asimismo degeneración renal de modo que los productos de desecho sean retenidos mientras la albúmina se pierde en la orina.

Los clarividentes pueden dar información adicional sobre los efectos de la ingestión de alcohol. Pueden ver al hombre compuesto de un cuerpo denso (formado por átomos) y de un cuerpo vital que contiene "puntos" que penetran los centros huecos de los átomos físicos y los impregnan de fuerza vital que los hace vibrar a una frecuencia mayor que la del mineral terrestre que no ha sido acelerado de esa manera. Normalmente, cuando la comida ingerida es asimilada, las partículas de los alimentos se sitúan sobre los puntos del cuerpo vital y su frecuencia vibratoria se armoniza con la del resto del cuerpo. El alcohol vibra con tan intensa rapidez que el espíritu humano es incapaz de atenuarla y controlarla. El alcohol actúa como un anestésico y expulsa parcialmente el cuerpo vital. Después acelera la frecuencia vibratoria de los átomos corporales hasta su propia frecuencia. Así el alcohol arrebata al hombre el control de su cuerpo.

El clarividente aprecia dos órganos en el cuerpo llamados glándulas pituitaria y pineal que fueron utilizadas por el hombre en el pasado como órganos sensoriales en los mundos espirituales. Sin embargo, el consumo de alcohol ha adormecido dichos órganos de manera que no pueden desempeñar más su función anterior. La percepción humana debía ser apartada temporalmente de los mundos espirituales en el curso de la evolución de forma que pudiera desarrollar más conciencia de sí mismo y dirigiera su atención a la solución de los problemas relativos a la existencia física. No obstante, cuando el hombre esté listo para fijar nuevamente su atención en la vida espiritual, el consumo de alcohol deberá ser abandonado antes de que la pituitaria y la pineal puedan ser reactivadas.

Se han realizado dos afirmaciones sobre el alcohol aparentemente contradictorias. Se afirmó que el alcohol tiende a acelerar la frecuencia vibratoria de los átomos corporales y una frecuencia vibratoria acelerada está asociada por lo general a una conciencia más elevada, más espiritual. Igualmente se afirmó que el alcohol adormeció las glándulas pituitaria y pineal de forma que no podían actuar como órganos de percepción en los mundos espirituales y así el alcohol apartaba nuestra conciencia de los mundos espirituales. La relación entre ambas frases puede comprenderse por medio de una analogía. Imaginemos que alguien capturase un pájaro, atase sus alas con una cinta y luego lanzase el pájaro hacia lo alto. Aunque fuera elevado, el resultado final sería que el pájaro caería a tierra. Similarmente, el alcohol impide a la persona remontarse a estados de conciencia elevados aunque pueda inducir sueños de grandeza desde un punto de vista terrenal. De igual modo que un pájaro con las alas atadas pierde el control al lanzarlo hacia lo alto, así pierde el hombre su autocontrol cuando se sirve del alcohol para elevar la frecuencia vibratoria de su cuerpo.

Los científicos materialistas encuentran difícil explicar por qué el alcohol es adictivo. Todo lo que pueden decir sobre ello es que en el bebedor las células del organismo cambian su metabolismo de forma que se vuelven dependientes del alcohol. El clarividente Max Heindel afirma que el cuerpo denso no es el que ansía alcohol. El cuerpo denso se intoxica con el alcohol y se pasaría perfectamente sin él. En vano protesta de diferentes maneras mas el cuerpo de deseos del bebedor ansía la bebida y fuerza al cuerpo denso a tomarla de manera que el cuerpo de deseos pueda obtener la sensación de placer resultante de una vibración aumentada.

¿Debería beber alcohol una persona? La respuesta a esta pregunta será diferente para personas diferentes. Si una persona necesita que su conciencia se enfoque más estrechamente en el mundo material, entonces la ingesta ocasional de pequeñas cantidades de alcohol puede resultar apropiada. Tal persona debería, sin embargo, ser cuidadosa para no hacer nada que la dañase a ella o a otras bajo la influencia del alcohol, como conducir un vehículo, manejar maquinaria potencialmente peligrosa o intentar forzar a otros para que obedezcan sus deseos. Si, por otro lado, una persona ha comenzado a hollar el sendero que conduce a la iluminación espiritual, debería abstenerse estrictamente del alcohol en todas sus formas.

 

 

XV. La comunicación

 

 

Los científicos materialistas observan que las personas se pueden comunicar por medio de la palabra hablada. Cuando una persona habla, pone en vibración sus cuerdas vocales. Cuando las cuerdas vocales se desplazan hacia arriba, comprimen el aire sobre ellas; cuando se mueven hacia abajo, disminuyen la presión del aire sobre ellas. De esa manera, el movimiento alterno hacia arriba y abajo de las cuerdas vocales genera una serie de compresiones y descompresiones del aire, lo cual conocemos como onda sonora. La lengua y los labios pueden adoptar diferentes posiciones para modificar esta onda sonora al pasar por ellos y así articulamos las palabras. La onda sonora se transmite en todas las direcciones. Si una parte de la misma entra por la oreja de un oyente, cada compresión empuja el tímpano del oyente hacia dentro y cada descompresión tira del tímpano hacia fuera. Así el tímpano es puesto en vibración a la misma frecuencia vibratoria que la fuente sonora y de esa forma el mismo mensaje que fue emitido es recibido. El tímpano humano es capaz de responder solamente a un cierto rango de frecuencias. Si la frecuencia del sonido es muy elevada o muy baja, el sonido no será oído. Un humano no puede oír la frecuencia elevada del sonido de un silbato para perros, aunque los perros sí pueden oírla.

Los científicos materialistas observan igualmente que la información puede ser transmitida por medio de ondas electromagnéticas. Las ondas de radio y TV, radar y microondas, la luz visible y los rayos X son todos ejemplos de ondas electromagnéticas. Las ondas electromagnéticas son producidas por cargas eléctricas en oscilación o vibración. En las antenas emisoras de radio, TV y radar se obliga a los electrones a ir y venir incesantemente. En los objetos calientes como una bombilla de vacío, o en una llama, los electrones vibran en los átomos y moléculas. Una onda electromagnética se propaga en todas las direcciones desde su fuente hasta que encuentra un objeto. Si la onda electromagnética es capaz o no de transmitir su vibración al objeto con el que choca depende de si el objeto tiene capacidad para vibrar a la frecuencia de la onda. Cuando una radio está sintonizada en una frecuencia determinada, entonces esa radio sólo responde a las ondas de dicha frecuencia. Recibirá las ondas de una estación que emita en esa frecuencia mientras que todas las demás ondas la atravesarán sin efecto alguno. Nuestros ojos son capaces de responder sólo a un cierto rango de frecuencias. No podemos ver las ondas de radio, las de TV, las de radar o las microondas porque sus frecuencias son demasiado bajas. No podemos ver los rayos X porque sus frecuencias son demasiado elevadas. Vemos únicamente el espectro visible: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta.

Los clarividentes observan que además de las ondas sonoras y electromagnéticas existen otras radiaciones que transportan mensajes a través del espacio. Hay un pequeño órgano en el cerebro de cada persona conocido como glándula pineal. Si alguien piensa intensamente en una idea, con atención concentrada y persistente, el éter en la glándula pineal es puesto en vibración. Esto origina ondas en el éter colindante, las cuales se expanden en todas las direcciones. Cuando esas ondas alcanzan la glándula pineal de otra persona, si ponen en vibración el éter de la misma, las vibraciones se transmiten al cuerpo de deseos y a la mente sucesivamente, alcanzando así la conciencia. Si la segunda glándula pineal no puede reproducir esas ondulaciones, entonces el pensamiento pasará desapercibido, sin generar ninguna impresión.

Las ondas de pensamiento son capaces por sí mismas de transportar mensajes sin descender a la región etérica del Mundo Físico. Una vez creada la forma de pensamiento, el pensador puede enviarla directamente a otra mente en el plano mental. De hecho, todos los pensamientos irradian desde el que los origina y pueden influir mentes receptivas y sensibles. Cada mente que recibe un pensamiento reproduce las vibraciones y luego irradia nuevamente el pensamiento, reforzando así la onda de pensamiento de forma que pueda influenciar nuevas mentes.

Los hombres se comunican unos con otros mediante palabras habladas, ondas electromagnéticas, ondas etéricas y ondas de pensamiento. Luego miran a su alrededor y preguntan: "¿Con quién más nos podemos comunicar?" Un pequeño grado de comunicación con los animales se logra mediante sonidos, acciones y pensamientos. Los hombres miran después al cielo y se preguntan si hay alguien "ahí fuera". Los científicos materialistas han hecho muchos estudios intentando determinar qué condiciones son necesarias para que exista la vida (tal como ellos la conocen), en qué lugar del universo se dan esas condiciones y como puede establecerse comunicación con esas formas de vida. Unas placas inscritas con símbolos que se espera un alienígena fuera capaz de comprender han sido instaladas en cohetes enviados más allá del sistema solar. Además, han sido enviadas señales de radio en direcciones propicias llevando lo que se considera son símbolos universales y se está realizando algún tipo de "escucha" de señales procedentes del espacio exterior. Hasta ahora no parece haberse establecido comunicación. Algunas personas creen que unos objetos volantes no identificados (ovnis) pueden ser visitantes de otras civilizaciones pero los informes sobre dichos ovnis son insatisfactorios para la comunidad científica porque encuentran que un gran número de los mismos pueden explicarse desde el punto de vista de fenómenos naturales (terrestres) y porque ningún ovni ha durado lo suficiente como para una investigación científica adecuada. Así que los científicos materialistas aún pintan a los humanos como viajeros bastante solitarios en este gran universo.

El clarividente, quien es capaz de percibir un rango de frecuencias mayor que el científico materialista, detecta muchos seres vivientes más allá de los confines de la Tierra. Max Heindel señala que las doce constelaciones del zodíaco son los vehículos visibles de las doce grandes Jerarquías Creadoras que han ayudado y ayudan todavía a evolucionar al género humano. Todo el sistema solar puede considerarse como el cuerpo del Dios del sistema solar. Su Vida y conciencia impregnan cada uno de los átomos, que dejarían de existir si dicha Vida se retirara. Dios contiene dentro de su Ser una multitud de otros seres en distintas fases de desarrollo. Sus diferentes necesidades requieren diferentes entornos. Con el fin de proporcionarles dichas condiciones adecuadas los planetas son expulsados de la masa central, con una constitución diferente para cada uno de ellos. El Cristo y los arcángeles tienen su hogar fundamentalmente en el Sol aunque Cristo envía un rayo de Su conciencia a la Tierra durante el otoño y el invierno cada año y los arcángeles llevan los rayos solares desde el Sol a los diferentes planetas y de cada planeta a otros. Asimismo algunos arcángeles sirven como embajadores de los diferentes planetas en la Tierra y otros trabajan como espíritus de raza y de nación sobre la Tierra.

Jehová y los ángeles tienen su hogar principal en las lunas de los diversos planetas, aunque trabajan en los planetas dirigiendo los procesos de crecimiento y reproducción de las formas. Cuatro ángeles, llamados los Ángeles Archiveros cuidan que cada humano pague sus deudas de destino y encuentre aquellas experiencias que necesita para su desarrollo. Los Espíritus Luciferes, ángeles caídos, tienen su hogar en Marte, aunque trabajan espoleando a los humanos para ganar autoconciencia, buscar conocimiento y actuar creativamente con independencia de fuerzas externas. Los miembros del grupo de espíritus virginales a los cuales pertenece nuestra humanidad han progresado en diferentes grados durante los periodos evolutivos de forma que en la actualidad son necesarias condiciones distintas de temperatura y vibración para diversos espíritus. Espíritus virginales de nuestra oleada se encuentran en cada uno de los planetas y sus lunas. Aquellos de Mercurio, Venus y Júpiter son generalmente más avanzados que los humanos de la Tierra. Los de Marte, Saturno y Urano están menos avanzados por lo general. Las lunas sirven de hogar a los rezagados que no fueron capaces de mantener el ritmo de los seres del planeta principal.

El clarividente no sólo puede ver esos seres extraterrestres sino que puede advertir la interacción de dichos seres con la humanidad terrestre. El clarividente ve que cada arcángel que actúa como espíritu de nación irradia en la atmósfera de la nación de la cual está a cargo diversas imágenes, ideas y sentimientos y, por consiguiente, influencia la estructura corporal, lenguaje, hábitos, costumbres y sentimientos de los habitantes. Todas las personas responden a la dirección de los espíritus de raza, nación o familia hasta que desarrollan la fuerza de voluntad, conciencia y capacidad razonadora necesarias para ser sus propios guías.

Existen algunos arcángeles que traen los rayos solares a la Tierra tanto directamente como indirectamente por medio de la luna y otros planetas. Esos rayos, los cuales estudian los astrólogos, encierran mensajes propios cada uno y tienen poder para despertar diversas partes de la persona si ésta se sintoniza con ellos y les permite resonar dentro de su ser, al igual que la onda de radio tiene el poder de "despertar" una radio cuyo circuito esté sintonizado con la frecuencia de la onda. Cada año, durante los meses de otoño e invierno, el Cristo baña la Tierra en una marea de luz espiritual la cual transporta un mensaje de amor, buena voluntad y generosidad hacia todos. En el momento presente, los humanos sienten esos rayos del Cristo débilmente pero a medida que la humanidad crezca en su capacidad de respuesta, los sentimientos de fraternidad espiritual crecerán sobre la Tierra.

¿Es la comunicación entre los poderes superiores (Cristo, los arcángeles y otros) y la humanidad siempre en un sentido? ¿Siempre va de lo superior a lo inferior? ¡No! El hombre puede también enviar mensajes a Cristo, los arcángeles y los otros poderes superiores. Esta acción se llama plegaria. Los poderes superiores no son exigentes en cuanto a la manera en que se realiza la plegaria (la posición del cuerpo y el lugar no son importantes para ellos). De hecho, cada pensamiento de cada ser humano es conocido por ellos y en cierto modo constituye una plegaria. La promesa fue dada por Cristo (Mat. 7:7): "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá." Algunas personas sienten que piden y no reciben. Se necesita paciencia. La petición persistente traerá a su tiempo una respuesta siempre que pidamos con todo nuestro ser y hagamos todo lo que esté en nuestra mano para llegar al fin deseado, y siempre que se cumpla la condición de conformidad con la Ley de Dios. Esta última condición era conocida por Santiago, pues escribió (Sant. 4:3): "Y si pedís, no recibís nada porque pedís con la torcida intención de malgastarlo en vuestros caprichos." Si dos naciones están en guerra y ambas naciones están pidiendo a Dios que les ayude a ganar la guerra, entonces obviamente Dios no puede contestar afirmativamente ambas plegarias. Max Heindel afirma: "Si nuestras plegarias... están en conformidad con las leyes de Dios, el propósito divino se puede manifestar a través nuestro y nuestras plegarias son contestadas."

Max Heindel afirma incluso que es posible rezar a los embajadores de los planetas en la Tierra. Sus nombres están recogidos en el siguiente cuadro.

Nombre:

Planeta del que procede el Embajador:

Arcángel Ituriel

Urano

Arcángel Casiel

Saturno

Arcángel Zacariel

Júpiter

Arcángel Samael

Marte

Arcángel Anael

Venus

Arcángel Rafael

Mercurio

Arcángel Miguel

Sol

Ángel Gabriel

La Luna

 

 

 

Los mandamientos principales son (Mat. 22, 37:39): "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu inteligencia" y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." El amor viene mediante la comprensión, la comprensión viene mediante la comunicación y la comunicación sólo es posible si nos abrimos nosotros mismos y permitimos a otros seres que produzcan un efecto en nosotros. El Salmo 46:10 tiene la clave cuando afirma "Cesad y reconoced que yo soy Dios." Éste es el camino para llegar a conocer a Dios. Éste es, además, el camino para llegar a conocer al dios dentro de cada uno de nuestros prójimos. Cuando el amor se haya desarrollado, irradiará desde dentro de cada uno de nosotros y será una bendición para todos.

 

Referencias

Besant, Annie. Thought Power. Wheaton, III: Theosophical Publishing House, 1973.

Heindel, Max. Questions and Answers, Vol. I. Oceanside, Cal.: The Rosicrucian Fellowship, 1922 (p. 322-324).

 

XVI. La sabiduría es un espíritu amante

Sabiduría, 1:6

Los científicos buscan obtener conocimiento mediante observaciones objetivas y el empleo del pensamiento lógico para extraer conclusiones de dichas observaciones. ¿Importa lo que un científico piense de Dios? ¿Importa cuál es el propósito de una investigación científica, egoísta o desinteresado? ¿Importa si el científico ama aquello que investiga? Este capítulo buscará respuestas a estas preguntas.

En Proverbios, 8:22 la sabiduría se representa con estas palabras "Yavé me creó en el principio, antes de sus obras, desde antiguo. Desde la eternidad fui yo establecida; desde los orígenes, antes de que la tierra fuese... Cuando afirmó los cielos, allí estaba yo... cuando daba fuerza a las fuentes del abismo. Cuando fijó sus términos al mar para que las aguas no traspasasen sus linderos. Cuando echó los cimientos de la tierra. Estaba yo con Él..." Dios creó la sabiduría; es decir, Él creó el plan de acuerdo con el cual surgió el universo. Dios es todopoderoso. Él conoce el plan y como creó todo. Igualmente él conoce todo lo que sucede en Su creación porque Él es omnipresente. "En Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser." (Hechos, 17:28).

Si Dios es todopoderoso, aquellos que participen de Dios aprenderán la sabiduría. Muchos siglos atrás el Rey Salomón escribió (Sabiduría, 7:17-20): "Porque Él me dio la ciencia verdadera de las cosas, y el conocer la constitución del universo y la fuerza de los elementos... El ciclo de los años y la posición de las estrellas; la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, la fuerza de los vientos y los razonamientos de los hombres, las diferencias de las plantas y las virtudes de las raíces." En tiempos más recientes, se dice de Tomás Edison que afirmó que sus inventos vinieron a él mediante las infinitas fuerzas del universo. El Dr. George Washington Carver se levantaba temprano cada mañana y rezaba a Dios antes de ir a su laboratorio, al cual acudía dispuesto a desarrollar lo recibido durante su oración. Decía que "La oración es un contacto interno" (El hombre que habla con las flores, de Glenn Clark).

Si alguien quiere alcanzar sabiduría de Dios mediante la oración, sus motivos deben ser puros. Cristo afirmó (Mat. 5:8): "Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios." El Rey Salomón afirmó incluso (Sabiduría, 7:25-27): "(La sabiduría es) una emanación pura de la gloria de Dios omnipotente, por lo cual nada manchado hay en ella. Es el resplandor de la luz eterna, el espejo sin mancha del actuar de Dios, imagen de su bondad... y a través de las edades se derrama en las almas santas, haciendo amigos de Dios y profetas."

El amor a Dios puede llevar a una comunión con Él y a participar de Su sabiduría. A menor escala, si hemos de comprender algo, ese algo debe ser amado. Es el amor lo que produce la unificación de la conciencia propia con algo que existe fuera de uno mismo, lo que conduce a la compresión de ese otro ser. George Washington Carver amaba las plantas objeto de su estudio. Decía: "Ningún libro entra aquí (al laboratorio)... Aquí hablo con el pequeño cacahuete y él me revela sus secretos... Cualquier cosa revelará sus secretos si la amamos lo suficiente." De esta manera el Dr. Carver descubrió trescientos nuevos usos del cacahuete, incluyendo polvos cosméticos, aceite para automoción, tinta de imprenta, champús, jabones, colorantes para madera, tinturas grasas y compuestos de caucho. Si el químico quiere comprender los misterios de las moléculas, debe amarlas. Si el ingeniero electrónico quiere comprender los misterios de los circuitos eléctricos, debe amarlos. Si el médico quiere aprender a curar a sus pacientes, debe amarlos.

A medida que los científicos aumenten su amor a Dios y a Su creación, a medida que este amor se expanda y gane poder, obrando como una fuerza que acerque al científico a la fuente de la sabiduría, llegará entonces un tiempo en el que tendrá el poder de proyectarlo en los mundos invisibles donde podrá ver por sí mismo las fuerzas que producen y controlan todas las manifestaciones terrestres y donde podrá percibir las aspiraciones internas, esperanzas y miedos de todos los seres vivos. (Max Heindel, Iniciación Antigua y Moderna, pág. 75-89). Entonces habrá alcanzado la fuente de la sabiduría. Desde ese punto, tendrá poder para controlar las fuerzas de la naturaleza de forma que podrá hacer cosas tales como transformar las piedras en pan, calmar los vientos, levitar o curar al enfermo.

Cristo afirmó que los mayores mandamientos de la ley eran "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu inteligencia... Y amarás al prójimo como a ti mismo." Estos mandamientos son tan importantes para el científico como para el sacerdote, son tan importantes para obtener comprensión del mundo como lo son para obtener el favor de Dios. Que la Luz del Amor traiga iluminación a los que caminan en las tinieblas.

 

REFERENCIAS

Clark, Glenn. The Man Who Talks with the Flowers. Saint Paul, Minn: Macalester Park Publishing Company, 1939.

Heindel, Max. Ancient and Modern Iniciation. Oceanside, Cal.: The Rosicrucian Fellowship, 1931.

 

XVII. Valores humanos

 

 

El sociólogo Pitirim A. Sorokin llevó a cabo un estudio profundo de lo que diferentes pueblos han considerado valioso durante la historia. Dividió los sistemas de valores humanos en dos categorías principales que denominó empírica e idealista. El sistema de valores empírico atribuye valor a aquello que puede ser percibido por los sentidos físicos. El sistema de valores idealista atribuye valor a conceptos intelectuales y espirituales. Sorokin encontró que aquello considerado valioso por las personas influencia sus creencias, sus estructuras sociales y políticas, y también su arte.

Los pueblos que mantienen el punto de vista empírico llegan a la verdad mediante la observación física y creen que la relación entre causa y efecto es invariable o determinada por puro azar. Los pueblos que mantienen el punto de vista idealista llegan a la verdad por inspiración o revelación de Dios y creen que las causas verdaderas se encuentran en un mundo más allá del mundo sensorial. Los pueblos que mantienen la visión empírica identifican el bien con la felicidad; los pueblos que mantienen la visión idealista creen que el bien está determinado por principios. Los pueblos que mantienen la visión empírica atribuyen al individuo una importancia capital y creen que la sociedad es valiosa sólo en la medida en que ayuda al individuo a alcanzar la satisfacción completa de sus impulsos egocéntricos. Los ricos, los militares o aquellos que dominan materialmente son los dirigentes de la sociedad empírica. Los pueblos que mantienen la visión idealista creen que el bien global es prioritario y los derechos individuales pueden ser suspendidos en bien de la totalidad. Los sacerdotes o líderes religiosos dirigen la sociedad idealista.

Las artes y literatura empíricas tienden a ser realistas, basadas en objetos o personas familiares. Las artes y literatura idealistas son simbólicas, impresionistas y alegóricas. La música empírica se concibe para interesar, es agradable, entretenida y espectacular. Puede acompañarse de danza, escenografía elaborada y comida. La música idealista pretende encerrar un sentido oculto, algo más allá de los sonidos y de lo cual éstos son meros signos y símbolos.

A través de la historia la visión empírica ha predominado en algunos momentos mientras la visión idealista lo ha hecho en otros. Con frecuencia los seguidores de ambos sistemas han entrado en conflicto. ¿Cuál es mejor? ¿Qué visión debemos adoptar? Para contestar esta pregunta necesitamos considerar el esquema evolutivo en su conjunto (tal como lo perciben los clarividentes). Al comienzo del plan evolutivo nuestra conciencia estaba unida a Dios. Teníamos entonces el punto de vista idealista en su estado puro. En aquel estado nosotros teníamos conciencia del todo pero no conciencia del yo y de esa forma no podíamos manifestar iniciativa o actuar creativamente. Con el fin de ganar conciencia del yo se nos ayudó a construir cuerpos. Estos cuerpos obraron como muros alrededor del yo, de manera que perdimos la conciencia del todo pero ganamos conciencia del yo y la capacidad de actuar como entidades creativas e independientes. Este estado de conciencia del yo es el punto de vista empírico en su forma más pura. En el estado de conciencia del yo surgen conflictos entre los individuos y hay luchas, guerras y mucho sufrimiento.

El propósito último de la evolución es recobrar la armonía universal de la conciencia del todo pero manteniendo la iniciativa y creatividad individuales asociadas a la conciencia del yo. Así, nuestro objetivo sería combinar los puntos de vista empírico e idealista, unir lo laico y lo religioso, la cabeza y el corazón, el bien del individuo con el bien del todo. Las causas deben ser buscadas tanto en el mundo sensorial como en el extra sensorial. Deben admitirse evidencias tanto de los sentidos físicos como de la intuición y encajarlos en nuestra visión del mundo. Mediante el amor debemos unir los intereses colectivos y los individuales. Si todos estamos sintonizados y sentimos los dolores y alegrías de cada uno, entonces el bien de uno se convierte en el bien de todos. Los dirigentes políticos deben ser tanto hombres de estado como líderes religiosos. El arte necesita combinar la belleza formal con el significado interior.

Cuando la unificación se haya conseguido, entonces el "matrimonio místico" tendrá lugar y seremos capaces de entrar en la Ciudad Santa (estado del ser) en la cual no habrá muerte o dolor nunca más, allí donde el agua de la vida fluye, allí donde la gloria de Dios es la fuente de luz, tal como se describe en Apocalipsis 19:7-9 y Apocalipsis 21-22. Este es el Reino de Cristo y así haremos bien en rogar "Venga a nosotros Tu Reino".

REFERENCIA

Cowell, F.R. Values in Human Society--The Contributions of Pitirim A. Sokorin to Sociology. Boston, Massachusetts: P. Sargent, 1970.

 

 

XVIII. La gravedad

 

 

La ciencia materialista ha descubierto que a cada cuerpo en el universo se le puede asignar un número, llamado masa de ese cuerpo, de tal manera que la fuerza gravitatoria que ejerce cualquier cuerpo sobre otro es proporcional al producto de las masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre los cuerpos. Esta relación se escribe en términos algebraicos así:

 

G M1M2

F= ------------

R2

donde "G" es una constante, "M1" es la masa del primer cuerpo, "M2" es la masa del segundo cuerpo, "R" es la distancia entre los centros de los cuerpos y "F" es la fuerza que ejercen uno sobre el otro. La ecuación anterior se denomina Ley de la Gravitación Universal de Newton.

Cerca de la superficie de la Tierra la Ley de Gravitación de Newton describe correctamente la atracción de la Tierra sobre los cuerpos (dicha atracción produce la caída libre de los cuerpos, y hace que los cuerpos arrojados horizontalmente sigan una trayectoria que se curva hacia la Tierra). Cuando el hombre envía cohetes en órbitas alrededor de la Tierra sirviéndose de esta Ley, puede predecir con exactitud qué fuerza debe suministrar el combustible al cohete para situarlo en una órbita determinada. Cuando se aplica la Ley de Gravitación de Newton a los movimientos planetarios, los movimientos teóricos concuerdan con los observados realmente con un margen de segundos de arco por siglo.

Einstein desarrolló una nueva teoría para describir la gravedad, llamada Teoría General de la Relatividad, la cual proporciona predicciones incluso más ajustadas a las observaciones que la Ley de Newton. Existen, sin embargo, unas pequeñas diferencias no explicadas entre las predicciones teóricas y las observaciones.

Los clarividentes son capaces de dar información adicional sobre el tema de la gravedad. El clarividente Max Heindel nos dice (El Concepto Rosacruz del Cosmos, p. 260 de la edición inglesa) que " Bien cuando los rezagados que habitan una luna han recuperado su lugar y regresado al planeta madre, o bien cuando el retroceso constante ha provocado la desintegración completa de sus vehículos, la Luna abandonada también comienza a disolverse... A medida que pasa el tiempo, el poder de atracción ejercido por el planeta madre disminuye, su órbita se ensancha hasta alcanzar el límite de nuestro sistema solar. Entonces es expulsada al espacio interestelar y se disuelve en el Caos."

Los científicos no han apreciado una disminución evidente en la fuerza gravitatoria de un planeta sobre su luna pero esto podría deberse a no haber estudiado con detalle ninguna luna en proceso de expulsión o a que el efecto era demasiado pequeño o demasiado dilatado en un largo periodo de tiempo como para apreciarlo.

En Salmos 75:3 Jehová dice "Aunque la tierra vacilase con todos sus habitantes, yo afirmaría sus columnas". Max Heindel dice, además, (Preguntas y Respuestas, Vol. 2, p. 320 de la edición inglesa) que "Hasta hace 2.000 años Jehová había tomado a su cargo y guiado nuestra Tierra desde fuera... De forma que la Tierra era mantenida en órbita por Su poder. Sin embargo, por el cambio ocurrido en el Gólgota el Espíritu de Cristo entró en nuestra Tierra parar ayudarnos... El Cristo guía ahora la Tierra en su órbita desde dentro y continuará haciéndolo hasta que hayamos aprendido a vibrar con ese atributo, el amor, mediante el cual seremos capaces de aplicar el poder a nuestro planeta y así guiarlo en su órbita desde dentro."

Los científicos han medido pequeñas desviaciones de las Leyes de Gravedad de Newton y Einstein. Es posible que la influencia firme de Cristo haya sido la responsable de tales pequeñas desviaciones. Es igualmente posible que la influencia de Cristo sea necesaria para que la Tierra sencillamente obedezca las Leyes. Las Leyes fueron formuladas durante su "reino" y no sabemos qué Leyes regirían si Cristo no guiara la Tierra y otros planetas. Sin Cristo, las actitudes materialistas y otros pensamientos quizás incrementasen la masa de la Tierra, lo cual podría frenarla en su órbita (para conservar el momento angular), lo que a su vez podría hacerla situarse en una órbita menor. Puede que la influencia crística mantenga la masa de la Tierra constante y en esa forma evite que la Tierra se dirija hacia el Sol.

REFERENCIAS

Heindel, Max. Questions and Answers, Vol 2. Oceanside, Cal: The Rosicrucian Fellowship, 1922.

Heindel, Max. The Rosicrucian Cosmoconception. Oceanside, Cal: The Rosicrucian Fellowship, 1973.

 

 

 

XIX. El tiempo

 

 

Los científicos materialistas han observado que la luz solar calienta más intensamente algunas partes de la Tierra. Al irradiar la Tierra su calor al aire sobre ella, algunas zonas se calientan más que otras. Las masas de aire caliente son ligeras y se elevan mientras que las masas de aire frío son pesadas y caen, lo cual da lugar a un viento de superficie que sopla desde la región de altas presiones (donde descendió la masa de aire frío) hacia la región de bajas presiones (donde el aire caliente se eleva). La rotación de la Tierra influye en el movimiento de los vientos. Los vientos templados pueden tomar agua de las regiones húmedas de la Tierra y llevar este agua hasta que se enfrían lo suficiente como para no ser capaces de transportarla. Entonces la liberan como lluvia, nieve o cualquier otra forma de precipitación. De acuerdo con estos principios básicos, más la observación constante del tiempo, los científicos pueden hacer predicciones acerca del tiempo que tendremos en el futuro. Hasta el momento, la fiabilidad de las predicciones meteorológicas es bastante limitada.

Los clarividentes pueden aportar un mayor discernimiento sobre las causas de los patrones meteorológicos. El clarividente puede ver el interior de la Tierra y las fuerzas espirituales que allí son influidas por el desarrollo moral de los humanos y que en correspondencia influyen sobre los fenómenos naturales sobre la Tierra tales como el tiempo, terremotos y volcanes. Max Heindel precisa (El Concepto Rosacruz del Cosmos, pág. 506-507 de la versión inglesa) que esas fuerzas pueden ser percibidas clarividentemente en el séptimo estrato de la Tierra y que:

"Al principio de la evolución consciente del hombre estas fuerzas eran mucho peores que en el presente. Parece que conforme la humanidad progresa moralmente, estas fuerzas mejoran correspondientemente; igualmente, cualquier fallo moral tiende a desencadenar esas fuerzas de la naturaleza y hace que causen estragos sobre la Tierra, mientras que la lucha por elevados ideales hace a estas fuerzas menos enemigas del hombre... Desde el punto de vista oculto, la "mano de Dios" que castigó Sodoma y Gomorra no es una tonta superstición, porque así como hay una responsabilidad individual ante la Ley de Consecuencia que acarrea a cada persona el justo resultado de sus obras, buenas o malas, así también hay una responsabilidad colectiva y nacional que acarrea sobre los grupos de hombres unos resultados correspondientes a sus acciones colectivas. Las fuerzas de la naturaleza son por lo general los agentes de tal justicia retributiva..."

Uno se puede preguntar si son compatibles las visiones del científico materialista y del clarividente, ya que ambos ven el clima como producto de causas distintas. Para contestar a esta pregunta podemos considerar la historia siguiente, también de Max Heindel (El Concepto Rosacruz del Cosmos, p. 125 de la edición inglesa): "Vemos dos hombres discutiendo en la calle y súbitamente uno golpea al otro, haciéndolo caer. Un observador podrá deducir que un pensamiento de odio fue la causa del golpe. En cambio, otro puede sostener que él vio el brazo levantado, contraídos los músculos y luego el brazo disparado hacia la víctima, la cual fue derribada. Esto es también cierto pero es obvio añadir que si no hubiera habido un pensamiento de odio de por medio, el bofetón no se habría producido."

La moralidad de la gente sobre la Tierra puede actuar como una causa que afecta la manera en que diferentes partes del aire se calientan y ascienden o se enfrían y descienden, o bien ganan y pierden humedad, influenciando así los patrones meteorológicos. Emociones tales como el odio, tristeza y miedo pueden afectar al flujo de fuerzas vitales y sangre dentro del cuerpo humano, y conducirlo a una enfermedad. Algo similar puede suceder a gran escala cuando un grupo de personas comparte tales sentimientos. Pueden afectar así al flujo de energías a través de la atmósfera terrestre y de esta manera influir sobre el tiempo.

Otras causas de patrones meteorológicos que el clarividente aprecia son las astrológicas. Animan de energía los pensamientos y sentimientos de los hombres (tanto de manera armónica como inarmónica), lo que a su vez influye sobre el flujo de energías en la atmósfera, que a su vez determinan el tiempo.

Sobre todo esto se sitúan los Ángeles Archiveros. Ellos lo ven todo y conocen las necesidades evolutivas de cada persona. Ellos disponen el tiempo y lugar de todos los acontecimientos naturales y los caminos de las personas de forma que todos y cada uno encuentran exactamente lo que necesitan para su desarrollo.

En Marcos 4:35-41 se narra la historia en la que Cristo y sus discípulos fueron sorprendidos por una gran tormenta a bordo de un bote que hacía agua. Cuando Cristo ordenó: "Calla, enmudece", el viento cesó y sobrevino una gran calma. Es razonable suponer que pensamientos y sentimientos armoniosos como los que irradiaba Cristo puedan traer la calma.

La próxima vez que afrontemos un tiempo adverso u otras inclemencias naturales haríamos bien en elevar nuestros corazones y mentes hacia Dios. O mejor incluso, si podemos mantener nuestros corazones y mentes elevados hacia Dios y podemos influir en los que nos rodean para que hagan lo mismo, seremos capaces de ayudar a calmar los vientos de esta Tierra atribulada.

REFERENCIA

Heindel, Max. The Rosicrucian Cosmoconception. Oceanside, Cal: The Rosicrucian Fellowship, 1973.

 

XX. Los milagros

 

 

Una ley científica es un enunciado de un patrón de observaciones del mundo. A veces se observa que ciertas leyes son válidas sólo en ciertas condiciones. Así, algunas leyes pueden ser válidas sólo a bajas temperaturas y otras pueden ser válidas a altas temperaturas. Algunas pueden ser válidas sólo para cuerpos macroscópicos y otras pueden aplicarse a cuerpos microscópicos. Mas bajo condiciones idénticas, el mundo se comporta de la misma forma en todas las ocasiones. Un milagro podría definirse como un suceso que es o bien altamente improbable o bien imposible de acuerdo con las leyes conocidas. La Biblia describe muchos milagros. ¿Cómo es posible encajarlos en una visión científica? En nuestros días igualmente testigos veraces presencian milagros ocasionalmente. Los mismos argumentos que aplicaremos a los milagros bíblicos es posible aplicarlos a los milagros actuales.

Algunos milagros bíblicos son alegorías y no se pretende que sean tomados como registros de observaciones científicas. La historia en la que Adán y Eva son tentados por la serpiente que habla, para que coman una fruta y se vuelvan sabios (Gén. 3) es una alegoría que describe como los Espíritus Luciferes (la serpiente) dirigieron la conciencia de la humanidad (Adán y Eva) hacia su cuerpo denso y hacia su capacidad para tomar decisiones sobre lo que harían o dejarían de hacer. La historia de la mujer de Lot mirando atrás y convirtiéndose en una estatua de sal (Gén. 19:26) es una alegoría que señala que si las personas se vuelven hacia los modos antiguos de hacer las cosas sus vidas cristalizarán y no podrán progresar en modo alguno. La historia de Sansón, quien poseía una fuerza milagrosa cuando tenía el pelo largo pero perdió dicha fuerza cuando su pelo fue cortado (Jueces 16), es una representación alegórica del Sol, que gana poder cuando sus rayos crecen en primavera y verano pero pierde ese poder cuando sus rayos se acortan en otoño e invierno. La historia de Jonás huyendo al mar para evitar cumplir la tarea que Dios le asignaba, arrojado por la borda y tragado por una ballena, liberado indemne del vientre de la ballena y nuevamente requerido para cumplir la misma tarea, es una alegoría que muestra que si una persona comete suicidio con el fin de escapar de ciertos problemas, esos mismos problemas se presentarán ante ella cuando renazca. La historia que afirma que Jesús nació de una Virgen es una representación alegórica del hecho de que María y José, aunque mantuvieron relaciones sexuales lo hicieron sin pasión, conservando un estado mental puro y santo. Puesto que esas historias son alegorías no hay necesidad de explicar los milagros que en ellas suceden, del mismo modo que no hay necesidad de explicar como el hada madrina de Cenicienta pudo convertir una calabaza en una carroza.

Algunos milagros bíblicos no contradicen realmente las leyes científicas conocidas pero resultan extraordinarios por el momento en que ocurren. Las leyes científicas conocidas permitirían que un viento fuerte pudiera hacer retroceder al mar pero el hecho de que el Mar Rojo retrocediera justo cuando los israelitas quisieron cruzarlo e inmediatamente volviera a su situación anterior (Ex. 14:21-31) es extraordinario en su cronología. Las leyes científicas conocidas pueden permitir que sobrevengan rayos, tormentas, terremotos, sequías, plagas y otros desastres "naturales" y que las personas que han estado enfermas a veces se recuperen pero es extraordinario que las plagas azotaran Egipto cuando el faraón se negó a dejar ir a los israelitas (Ex. 7-12); que la tierra se abriera y tragara las tiendas de Coré y los otros que se habían revelado contra Moisés mientras que ningún israelita fiel resultó herido (Núm. 16); que los filisteos fueran castigados con tumores mientras retuvieron el Arca de la Alianza (1 Sam. 5); que cuando los filisteos uncieran vacas a un carro portando el Arca, las vacas se dirigieron directamente hacia la tierra de los israelitas (1 Sam. 6); que Oza cayera muerto inmediatamente después de tocar el Arca (2 Sam. 6-7); que el fuego celestial consumiera un sacrificio que Elías había ofrecido (1 Reyes 18:38); que Guejazi fuera castigado con la lepra cuando aceptó pago de Namán tras haber curado Eliseo a Namán de la lepra (2 Reyes 5); y que muchas personas fueran curadas cuando tocaron el vestido de Cristo o cuando Cristo los tocó. Estos milagros indican que Dios (o los seres espirituales superiores en general) trabajan habitualmente de acuerdo con las leyes físicas. Si algo necesita ser destruido o algunas gentes necesitan ser castigadas, el procedimiento más fácil o más conveniente para que Dios lo lleve a cabo sería liberar aquellas corrientes de energía que mantienen en actividad las cadenas físicas de causa y efecto.

Algunos milagros parecen contradecir las leyes científicas conocidas. Una explicación para esta contradicción podría ser que las condiciones hayan variado, con patrones de operación diferentes a los previos. En Génesis 5-9 se recogen siete personas (Adán, Set, Enós, Cainán, Jared, Matusalén y Noé) todas las cuales vivieron más de novecientos años. La investigación clarividente muestra que en esos días los cuerpos físicos estaban tan sujetos al envejecimiento como lo están hoy pero en esos días un padre era capaz de pasar sus recuerdos a sus descendientes y así el padre "vivía en la memoria" de sus descendientes durante un número de generaciones. Desde que la condición necesaria para transmitir este tipo de memoria (fundamentalmente, el matrimonio dentro de una pequeña tribu o una familia, ver El Concepto Rosacruz del Cosmos, p. 353-354 de la edición inglesa) ya no está presente, han dejado de observarse esas vidas tan prologadas.

Otra razón por la que los milagros pueden contradecir las leyes científicas conocidas puede estar en que una ley desconocida actúe en ese momento. Los clarividentes, con capacidad para ver en los mundos espirituales y, por tanto, para ver las pautas de funcionamiento de dichos mundos y como esos "mundos superiores" influyen en el mundo físico, pueden ampliar el rango de leyes conocidas de manera que lo que inicialmente aparecía como milagroso luego se vuelve comprensible. Los clarividentes ven que en los mundos superiores el pasado y el futuro existen simultáneamente con el presente. Así pueden comprender como los profetas eran capaces de ver el futuro, o como la conciencia de alguien puede permanece en un tiempo determinado o moverse hacia atrás en el tiempo para hacer que el Sol y la Luna parezcan mantenerse inmóviles (Jos. 10:11-14) o hacer que la sombra del Sol parezca retroceder diez grados en un reloj de sol (2 Reyes 20:9-11). Los clarividentes pueden proyectar su conciencia de modo que pueden ver cosas que no están en la línea de visión de sus ojos físicos. Así ellos pueden comprender como Eliseo supo que Guejazi había recibido un pago inmerecido de Namán (2 Reyes 5:26); como Cristo pudo decir a la mujer samaritana en el pozo todo acerca de su familia (Juan 4:17-19) y pudo decir a Natanael que él se había sentado antes al pie de una higuera (Jn. 1:47-50) y pudo decir a sus discípulos dónde echar sus redes para llenarlas de peces (Jn. 21:4-14).

En los mundos espirituales, el clarividente puede ver los arquetipos según los cuales todas las cosas son hechas y los diferentes tipos de vibración que traen al ser los diferentes tipos de materiales en la tierra (ver Iniciación Antigua y Moderna, p. 87-89 de la edición inglesa). Así él ve como los tipos de vibración pueden ser modificados de forma que las piedras puedan convertirse en pan o el agua en vino o la comida creada del aire. Puede comprender entonces como el maná pudo surgir de "ninguna parte" (Ex. 16:14-35); como el aceite y la comida de la viuda podían reponerse continuamente (1 Reyes 17:14-16), como Cristo pudo convertir el agua en vino (Jn. 2:1-11) y como Cristo, a partir de siete panes y unos pocos pececillos fue capaz de alimentar a cuatro mil hombres con sus mujeres y niños (Mat. 15:32-38). Cuando el arquetipo se mantiene mentalmente unido incluso ante el fuego, entonces uno puede caminar sobre el fuego sin quemarse como hicieron Sidraj, Misaj y Abed-Nego (Dan. 3:19-27). Cuando el arquetipo de un cuerpo humano ha perdido su energía vibratoria, la persona muere. El clarividente puede ver como un arquetipo agotado puede ser revitalizado y como el espíritu separado del cuerpo puede regresar al mismo y así el muerto puede ser devuelto a la vida. De esta forma se hace comprensible como hicieron volver de entre los muertos Elías al hijo de la viuda (1 Reyes 17:17-24), Eliseo al hijo de la sunamita (2 Reyes 4:18-37) y Cristo al hijo de la viuda (Lucas 7:11-17).

A medida que los hombres hacen más y más observaciones (tanto físicas como clarividentes) y obtienen de ellas más y más comprensión de las leyes según las cuales opera el universo, encuentran que fenómenos previamente considerados milagros aparecen como la operación de leyes. Cada nuevo conjunto de observaciones, sin embargo, aporta nuevos fenómenos inexplicados y así lleva al científico a buscar nuevas explicaciones. Es una máxima oculta que "Un velo tras otro es levantado para encontrar velo tras velo detrás".

REFERENCIAS

Heindel, Max. Ancient and Modern Initiation. Oceanside, Cal: The Rosicrucian Fellowship, 1931.

Heindel, Max. The Rosicrucian Cosmo Conception. Oceanside, Cal: The Rosicrucian Fellowship, 1973.

 

 

XXI. Aumentando nuestro poder

 

 

Los científicos materialistas observan que cuando varias fuerzas están presentes, el efecto máximo se consigue si todas ellas actúan en la misma dirección. Cuando las moléculas de aire se desplazan al azar en todas las direcciones no ejercen una fuerza apreciable sobre los objetos. Mas si una porción considerable de ellas se mueve en una dirección dada (como sucede cuando sopla el viento, cuando un ventilador o motor de hélice ponen el aire en movimiento o cuando un motor a reacción está funcionando), el aire puede mover no sólo objetos pequeños sino derribar árboles y casas o hacer volar aviones. Cada átomo en un fragmento de hierro es un pequeño imán pero el hierro no puede ejercer una fuerza apreciable sobre otros fragmentos de hierro hasta que una porción considerable de los imanes atómicos individuales se haya alineado de modo que sus polos nortes apunten en la misma dirección.

Los científicos materialistas observan que cuando las fuerzas se unen y no se les permite dispersarse, conseguimos un poder aumentado. Es más fácil clavar un clavo por el lado de la punta que por el de la cabeza porque con la punta sobre la madera toda la fuerza del golpe se concentra en una pequeña superficie y, por consiguiente, logramos introducirlo en la madera. Cuando un río discurre sobre un lecho amplio la corriente es tranquila, pero cuando el cauce se estrecha, la corriente se vuelve fuerte. Cuando se permite al vapor de una olla escapar en todas las direcciones, el vapor tiene poca fuerza, pero si la corriente se canaliza por una única tubería estrecha puede ejercer una presión tremenda. Cerca del Sol la luz y el calor son muy intensos pero a medida que nos alejamos del Sol los rayos se dispersan y las radiaciones pierden intensidad. Así, los planetas más cercanos al Sol reciben más calor que los planetas más alejados de él. Los rayos del Sol sobre la superficie de la Tierra producen un calor moderado pero si una lente o espejo cóncavo se utiliza para hacer converger los rayos, éstos pueden emplearse para encender un fuego o cocinar comida.

Los científicos materialistas observan adicionalmente que cuanto más tiempo se aplica una fuerza, mayor efecto tiene. Al batear una pelota, cuanto más tiempo se consiga mantener el bate en contacto con la pelota y empujándola, más lejos llegará ésta.

De modo que, en el mundo material, las tres maneras básicas de aumentar la potencia son:

Alinear las fuerzas de modo que actúen en una misma dirección.

Impedir que las fuerzas se dispersen y concentrarlas en un punto.

Prolongar el tiempo de actuación de dichas fuerzas.

El axioma hermético establece que "Como es arriba, así es abajo". En correspondencia con cada método de aumentar la potencia en el mundo material existe un método análogo de incrementar el poder espiritual. Consideremos algunas aplicaciones espirituales de cada uno de los tres métodos anteriores.

1) Alineación de las fuerzas de modo que actúen en una misma dirección: si hemos de desarrollar poderes espirituales, debemos vivir nuestras vidas de modo que cada acción nos lleve a esa meta. Debemos evitar acciones que nos aparten de esta meta, tales como beber alcohol, tomar drogas por placer, fumar, comer carne y degradar la energía creadora. Debemos igualmente evitar acciones que, aunque no nos aparten de la meta, no nos dirijan a ella, tales como perder tiempo y energía afanándonos en reunir posesiones materiales que no necesitamos realmente, leer libros y ver espectáculos que no son edificantes, buscar conocimiento inútil y hablar de trivialidades que a nadie benefician. Debemos ocupar nuestras horas de vigilia con aquellas actividades que nos lleven al desarrollo de poderes espirituales, tales como la práctica de los ejercicios de concentración y retrospección, reunir conocimiento que nos sea útil para perfeccionarnos y servir a la humanidad, practicar el servicio desinteresado y amoroso a los demás, decir aquello que puede servir de ayuda a otros, etc.

No debemos permitir a nuestras mentes vacilar entre "Puedo" y "No puedo", "Haré" y "No haré", "Quiero" y "No quiero", etc. Si hemos de obtener poder espiritual debemos decidir lo que necesita hacerse, convencernos de que podemos hacerlo, decidirnos a hacerlo y luego permitir que nada (salvo llegar a la conclusión que estábamos en un error) nos impida hacerlo.

2) Impedir que las fuerzas se dispersen y concentrarlas en un punto: el aluvión constante de impresiones sensoriales que nos llega en las horas de vigilia tiende a desenfocar nuestras mentes, puesto que van de una impresión a otra, y dispersa nuestros poderes espirituales. Podríamos prescindir de algunos estímulos sensoriales. Podríamos pasarnos muy bien sin ruidos estridentes y preocuparnos por mantener el cuerpo físico en calma. Habitualmente no es posible eliminar todas las incomodidades. Así que necesitamos entrenar nuestra mente para ignorar en última instancia aquellas impresiones que no son de utilidad y concentrar toda su atención en aquellas impresiones que son útiles o en su propia actividad interna.

Necesitamos aprender a enfocar nuestra mente en un solo asunto a la vez. Si estamos observando un objeto deberíamos enfocar toda nuestra atención por unos momentos en ese objeto y observar con detenimiento todos sus detalles. Si escuchamos a alguien, deberíamos prestarle toda nuestra atención y apartar de nuestra mente todo lo demás. Si estamos pensando sobre un asunto no deberíamos permitir que nuestra mente saltara a otros asuntos hasta que conscientemente le diéramos permiso para hacerlo.

3) Prolongar el tiempo de actuación de dichas fuerzas: si un objetivo no se alcanza en un minuto, trabaje en ello dos minutos. Si un objetivo no se alcanza en una hora, trabaje en ello dos horas. Si un objetivo no se alcanza en un año, trabaje en ello dos años, o veinte, o una vida entera. Si un objetivo no se alcanza en una vida, continúe trabajándolo la próxima vida. Cuanto más tiempo dirigimos nuestros esfuerzos en una dirección determinada, más poder espiritual se adquiere y finalmente, el poder será suficiente para cumplir su objetivo. Cualquiera puede hacer cualquier cosa si trabaja en ello el tiempo suficiente con la dedicación suficiente.

Cuando el científico materialista aplica su conocimiento sobre como aumentar el poder, puede hacer cosas tales como construir carreteras a través de las montañas, levantar rascacielos y tender puentes. Puede elevar en el aire cohetes pesados que vuelen más rápido que el sonido e incluso que lleguen a la luna. Cuando el científico espiritual aplique su conocimiento sobre como aumentar el poder espiritual, será capaz de hablar a otros por medio del pensamiento, curar al enfermo y crear por medio de la palabra hablada.

 

 

Fin de Ciencia y Religión

 

 

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